¿Y el dengue?

¿El combate contra el coronavirus afecta la batalla que simultáneamente debe sostenerse contra el dengue? Es que algunos vecinos se preguntan si los yuyos y pastizales que comenzaron a observarse en las quintas como consecuencia del aislamiento social y obligatorio, que inicialmente también incluyó a los parquistas, no podía constituir un caldo de cultivo para el mosquito de la especie Aedes aegypti, principal transmisor del dengue, enfermedad que -al igual que el coronavirus- puede convertirse en un cuadro potencialmente mortal.
Sobre el tema, el periódico «El Cazador» consultó a dos conocidos y prestigiosos veterinarios del barrio: la Dra. Lucila Morroni y el Dr. Nicolás Hofele.
Si bien el dengue pertenece a la medicina humana, Nicolás sostiene que «más que el pasto largo, la proliferación de mosquitos es por acumulación de agua estancada». El mosquito necesita humedad, temperatura alta y agua estancada. «El pasto largo les sirve de refugio más que nada» sostiene. Además sugiere «evitar estar afuera en las horas de mayor presencia de mosquitos, desde las 19 hasta las 11, evitar acumular agua en tachos y baldes, y mantener las piletas». El vector «es el (mosquito) negro con pintitas blancas en las patas».
Lucila opina que «los pastos largos no permiten reconocer donde hay charcos» y que por supuesto es tan importante el dengue como el coronavirus» y que el riesgo contra el contagio del dengue «se puede prevenir desde uno mismo poniéndose Off, cerrando las ventanas, poniendo mosquiteros». La veterinaria recuerda también que el pasto largo trae ratas, las ratas traen la yarará -que ya ha pasado-, y la leptospirosis».
Finalmente, a principios de abril el gobierno nacional flexibilizó el confinamiento obligatorio y habilitó a un sector clave en el combate contra el dengue, el de «mantenimiento y fumigación», que incluye a parquistas y pileteros.