Vecinos hartos de soportar ladridos de perros sueltos

La cuadra de Rafael entre Kennedy y Boticelli del barrio El Cazador se transformó en un auténtico infierno. Algunos vecinos ya no saben cómo actuar frente a los constantes ladridos de perros que deambulan en la vía pública por decisión de sus dueños. «Esto es una tortura, es difícil de explicar lo que padecemos», dice un vecino que prefiere conservar el anonimato. «Ya son meses sin dormir bien, así no se puede seguir viviendo», agrega una vecina para quien El Cazador «es un barrio de paz y silencio, salvo esta cuadra». Las víctimas aseguran que aman a los perros, «de hecho tenemos animalitos propios», pero, agregan, «una cosa es que ladren a veces, como lo hacen todos, también los nuestros, y  otra muy diferente es que ladren todos los días, durante todo el día y desde hace meses». Uno de los vecinos afirma que «vamos a trabajar y nos levantamos como podemos, nos encontramos con alambrados rotos, los perros que se escapan, lastimados, se alteran mucho. Les suplico a los dueños que si no pueden ser responsables de mantenerlos en sus casas les brinden un espacio donde puedan cuidarlos. No hay normas de convivencia, ni interesan». Los vecinos no pierden  la esperanza y esperan que sus dueños, finalmente, tomarán conciencia y pondrán fin a esta lamentable «fiesta de perros», tal como lo define una vecina.