Tragedia todavía no visible

El grupo de padres de Escobar que viene reclamando incansablemente la reapertura de los colegios mediante el envío de notas dirigidas a autoridades educativas y municipales, y la realización de marchas públicas en la plaza San Martín de Belén de Escobar, adhirió a una carta elaborada por «Padres organizados» de diversas ciudades y provincias del país.

El siguiente es el texto completo:

Termina el 2020 y la deuda acumulada con la niñez y la adolescencia de nuestro país es enorme. Aun sin cifras precisas sobre la deserción escolar y las pérdidas de aprendizaje, podemos asegurar que la decisión de mantener
la gran mayoría de las escuelas cerradas tiene (y tendrá) un impacto absolutamente negativo para millones de niñas, niños y adolescentes.
La pobreza infantil supera el 60%: 3 de cada 5 niños no tienen sus necesidades básicas satisfechas y 3 de cada 10 sufre inseguridad alimentaria. Mientras tanto, el regreso a las aulas se convirtió en un privilegio de minorías.
Menos del 2% de los estudiantes matriculados pudo acceder a algún tipo de clases presenciales, mientras que a otro grupo más amplio sólo se le concedió la posibilidad de jornadas de revinculación y actividades recreativas (en dosis
variables y con protocolos más estrictos que en cualquier otra actividad habilitada desde la publicación del DNU que estableció la emergencia sanitaria por el período de un año).
La decisión de volver a la escuela fue, en el mejor de los casos, tardía y dispar. En el peor de los casos, ni siquiera fue contemplada (9 provincias mantuvieron las escuelas cerradas: Córdoba, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Neuquén, Río Negro, Santiago del Estero, Salta y Tucumán). En aquellos distritos donde reabrieron las escuelas hubo que afrontar varios obstáculos: desde la burocracia administrativa hasta la decisión injustificable de nuevas clausuras por aumento de casos que no tenían ninguna relación con la comunidad educativa (como lo ocurrido en Catamarca y San Juan).
La evidencia, abrumadora desde hace meses, señala que los niños no son responsables de la propagación del virus (los menores de 10 años, particularmente, contagian en una proporción mucho menor que los adultos).
Por otro lado, se sigue engrosando la lista de daños producidos por el cierre de las escuelas: incremento de la brecha educativa y social, déficit y retrocesos en los aprendizajes, agravamiento de la malnutrición, múltiples secuelas psicológicas, interrupción definitiva de la escolaridad para cientos de miles de chicos.
Esos daños suponen innumerables grietas en la sociedad del mañana.
Algunas alarmas se encienden ahora, pero la peor tragedia todavía no resulta visible. Si las autoridades y el conjunto de los responsables de la educación no toman medidas urgentes y concretas para revertir esa situación, estaremos condenando a una generación completa a la pobreza y a la postergación, acentuado el problema más grave que afecta a nuestro país.
Por lo tanto, la decisión de volver a la escuela no puede seguir sujeta a variables y pujas políticas que desconocen y vulneran los derechos de niños, niñas y adolescentes. Tampoco pueden invocarse argumentos epidemiológicos que ya carecen de sustento: tal como han demostrado decenas de estudios y publicaciones científicas, las escuelas abiertas NO incrementan la circulación del virus (incluso funcionando con su capacidad a pleno) y los niños, niñas, adolescentes, así como la gran mayoría de los docentes, NO son población de riesgo.
De ninguna manera puede repetirse el esquema que se impuso desde marzo, con las escuelas como primer lugar en cerrarse y último en reabrirse. En 2021, la Escuela DEBE SER LO ÚLTIMO EN CERRAR. Incluso en un escenario
de rebrote o incremento de los contagios, las autoridades deben comprometerse a mantener las ESCUELAS ABIERTAS con los alumnos en las aulas. Restan menos de 60 días para planificar y diagramar el retorno a la
escuela, por ello exhortamos a todos los involucrados a abocarse a la tarea sin más dilaciones, y a informar sobre los avances realizados en la adecuación de la infraestructura escolar para que niños, niñas y adolescentes tengan un
año 2021 con clases presenciales y empiecen a recuperar todo lo que perdieron durante los 10 meses pasados.
Como ciudadanos y ciudadanas, demandamos:

A las autoridades nacionales, que establezcan un marco institucional y político que priorice el regreso a clases presenciales.
A las autoridades provinciales, que asuman la responsabilidad de gestionar la reapertura de las escuelas destinando para ello los recursos necesarios.
A las autoridades municipales, que acompañen a la comunidad educativa para hacer realidad la vuelta a las aulas.
A los cuerpos legislativos, que pongan en su agenda el problema educativo y convoquen a los ministros del área para rendir cuentas.
A los jueces, que resuelvan con celeridad los pedidos de las familias que reclaman el cumplimiento de los derechos constitucionales de niños y adolescentes.
A los distintos organismos y asociaciones, cuyo fin es velar por la salud y el bienestar de las infancias y las  adolescencias, que apuntalen este reclamo.
A los responsables directos de la gestión escolar, inspectoras e inspectores, personal directivo, etc., que sostengan y ratifiquen su compromiso con la escuela y los estudiantes.
Finalmente, les decimos a docentes y estudiantes:
A las maestras y a los maestros, reconocemos y agradecemos el gran esfuerzo para adaptarse a este escenario inédito y sostener la labor de enseñanza, por eso les pedimos que nos acompañen para que todos los niños y adolescentes de este país vuelvan a la escuela.
A las chicas y chicos, seguramente observaron con enojo y dolor que el mundo adulto los dejaba de lado o les imponía esfuerzos enormes sin tener en cuenta sus anhelos ni sus necesidades. Esta carta y todo lo que venimos
haciendo desde hace meses es para devolverles algo de lo que perdieron este año. El último esfuerzo que les pedimos es que también levanten su voz para  volver a la escuela. Nosotros los escuchamos y vamos a continuar luchando por sus derechos. Por eso queremos decirles: vuelvan a la Escuela.
Quédense en la ESCUELA