Tiempos difíciles

Hasta febrero pasado todo seguía igual, parecía que el dinero sobraba para continuar con los festejos del 60° aniversario, también para aumentar los sueldos municipales con un generoso cincuenta por ciento y hasta para comprar las acciones de un quebrado sanatorio de Maquinista Savio a lo que se dio en calificar como un “excelente negocio”. Pero de pronto todo cambió y, como a la cigarra de Lafontaine, el invierno se le vino encima a nuestro intendente con forma de virus maldito hasta el punto de hacerle confesar que no hay plata para nada.

Los recursos tributarios llevados a valores difíciles de soportar, con la única contraprestación de un poco de circo y alguna figura de la farándula, tienen a los contribuyentes en la lona o cansados del mismo verso. La canilla abierta de la provincia para las pocas obras que el año pasado se hicieron en el Partido ya se cerró, los amigos de siempre dijeron basta y ahora, además, al presupuesto municipal, si se hiciera, también le faltaría el treinta que vale la coparticipación, en estos tiempos muy difícil de recibir.

Pareciera que “el no hay plata para nada” y el inusitado reclamo del señor intendente para que se paguen en término los impuestos, lleva a ser pesimista respecto del cumplimiento de las obligaciones mientras dure la emergencia, aun las más comprometidas.

¿Y ahora?… Bueno nada, ahora el único camino que queda es hacer bien los deberes, no como la cigarra sino como la hormiga de Lafontaine, vienen tiempos apretados y habrá que revisar los números y cerrar la canilla del despilfarro. A número grueso la mitad de los gastos totales del municipio se va en sueldos de escritorio, algún veinte lo reciben los muchachos que trabajan y con el treinta restante se pagan los servicios tercerizados.

En esto no hay novedad y creo que para empezar el ajuste la cuenta no es para genios, la puede hacer cualquiera con espíritu de hormiga.

Jorge Ferreyra