Rodolfo, un apicultor escobarense

Rodolfo Gabriel Rinaldi tiene  33 años y desde hace siete se dedica a la apicultura, una actividad que siempre le atrajo, tal vez porque su bisabuela de origen alemán, María Butingger, había tenido colmenas en el barrio El Cazador, en un lote pegado a la chimenea. Y encontrándose en el 2013 sin trabajo, decidió hacer un curso para conocer y aprender sobre la actividad. «Con unos pocos cajones y con escasa inversión, comencé mis primeros pasos» recuerda el joven escobarense.
En qué consiste el trabajo, cómo se extrae la miel y otros pormenores de la actividad,  Rodolfo lo describe en forma sintética: «básicamente se trata de manejar las abejas de manera sustentable, revisándolas con frecuencia, sobre todo en la primavera y el verano, que es cuando juntan miel. Entonces se las cura y se instalan cajones  llamados alzas donde depositan la miel en su interior. Allí donde están los cuadros que contienen la cera estampada, hacen las celdas que contiene la miel. Ésta, una vez operculada(1) está lista para ser sacada. Entonces  se trasladan los cuadros a la casa para  extraer la miel y luego se las vuelve a colocar en las colmenas para que sigan depositando miel. El armado de los cajones, los cuadros, los pisos y otras partes son fabricados y preparados con tiempo en el galpón de casa, en el invierno, para ser usados en la primavera».
A Rodolfo le agradan todas estas tareas, «quizás la más linda sea en primavera, ver cómo crece la colmena, cuando se agregan alzas y se producen núcleos para evitar la enjambrazón(2)» aclara.  «Luego viene la mielada, que es lo más lindo: cosechar la miel. Y lo más dificultoso suele ser trasladar las colmenas porque son algo pesadas, eso se hace de noche para que las abejas permanezcan todas en el cajón. Y bueno, te pican bastante y da trabajo bajarlas de la camioneta para luego cargarlas a una canoa y trasladarlas a la isla, donde la floración es muy temprana, arranca en agosto».
Rodolfo cuenta que la comercialización la hace mayormente en la zona de Escobar, vendiéndola en almacenes y verdulerías, aunque también entre vecinos y amigos.  Sobre sus colegas apicultores aclara que algunos tienen grandes cantidades de colmenas y se dedican «de lleno a la apicultura, les va bien, yo apenas estoy en la etapa de crecimiento aunque mi objetivo es dedicarme de lleno a ésto en el futuro,  pero por ahora tengo también otro trabajo». Y con el firme propósito de seguir creciendo, suma todos los años nuevas colmenas. «A veces es bueno contar con otro trabajo, porque siempre está el riesgo de tener que afronta años malos, de poca producción de miel».
Una de sus mejores cosechas fue en 2014 y 2015 «aunque tenía pocas colmenas en ese entonces». Los últimos años los define como «malos», aunque la escasa producción fue compensada con el aumento del precio del producto. Con respecto  a la rentabilidad asegura que «hoy en día es buena, pero debe cosecharse mucha miel para conseguir un buen ingreso económico». El secreto radica en trasladar las colmenas a zonas ricas con diversidad de floraciones (colza, girasol, eucalipto, etc.), como la isla, «entonces aumenta la cosecha, aunque también aumentan los gastos y el trabajo».
Ni bien finaliza el diálogo con nuestro periódico, Rodolfo sigue trabajando duro en torno a sus colmenas con el firme propósito de aumentar su producción y tener éxito en esta tarea, que tanto placer le da.
(1) «Es un sellado de cera que las abejas le hacen al panal,  esto significa que está lista para cosecharla, esta óptima en condiciones de humedad, etc.»
(2) «Enjambrazon: proceso natural que utiliza la colmena para reproducirse, en el cual fabrican celdas reales de las cuales nace una nueva reina, que se queda en ese cajón y la reina que estaba abandona la misma con una gran cantidad de abejas buscando un nuevo lugar donde hospedarse.  En primavera suele verse un bolo de abejas reposando en algún árbol  antes de entrar en algún lugar».

Miel Pura «Apiarios Rinaldi»: wtsp. 0348-15-4521987