Más aumentos, más personal y menos obras

¿Qué está sucediendo? Los aumentos y la creación de nuevas tasas municipales  no constituye precisamente una base sólida que contribuya al despegue económico tras un año de una brutal caída en la producción, ventas y puestos laborales a raíz de la cuarentena. Cuántas veces se aseguró que a mayor presión impositiva menor será la recaudación, y a la inversa, con menor presión impositiva mayor la recaudación. El intendente Sujarchuk parece no comprenderlo así. Y en un año electoral necesita cuantiosos recursos para solventar un enorme aparato estatal, cuya cifra de empleados se mantiene en estricta reserva y que él mismo contribuyó a acrecentar sobre todo dándole empleo a gente joven que ingresó para trabajar y militar en favor del oficialismo en particular en las ¡26! unidades de gestión comunitarias (UGC) creadas por el jefe comunal, con un objetivo no solo de gestión sino también claramente político. El otro gran déficit que sufre la administración municipal, reconocido explícitamente por el propio Sujarchuk, son los escasos recursos procedentes de la provincia de Buenos Aires. Es que, más allá de no querer o poder reconocerlo, el intendente nunca se sintió tan cómodo como con la administración Vidal por todas las obras realizadas por la exmandataria en el partido de Escobar, que muchos vecinos atribuyeron a la comuna (entre ellas, la pavimentación de las calles Don Bosco, Rivadavia y parte de la Av. San Martín). También pertenecen al pasado los recursos volcados en Escobar por Eduardo Constantini y   Gregorio Pérez Companc, con los cuales se remodelaron el Teatro Seminari y la plaza principal de Belén de Escobar, y se concluyó el edificio del Colegio Preuniversitario. Dificilmente estén ambos dispuestos a seguir aportando recursos tras la imposición del «impuesto a la riqueza».

Este año será muy duro para todos y el intendente desea ganar las elecciones, cueste lo que cueste.