«Las mesas territoriales fueron solo una gran vidriera»

En el marco del Plan Estratégico Territorial (PET 2030), días atrás la Municipalidad informó que «ya (se) diseña junto a más de 700 vecinos y vecinas el código de ordenamiento territorial, de edificación, ambiental y para el espacio público que se implementará en todo el distrito». Para llegar a esta instancia, se habían organizado en todas las localidades del Partido las denominadas «mesas territoriales», coordinadas por la presidenta del Concejo Deliberante, María Laura Guazzaroni. En cada encuentro, un grupo de arquitectos que integra el equipo técnico del PET se explayó sobre los principales objetivos de la iniciativa. Las reuniones sirvieron -según la comuna- para hacer participar a la comunidad e instituciones del distrito «para conocer las problemáticas locales y establecer criterios de acción de forma situada a través de la participación ciudadana».

Sin embargo, integrantes del movimiento creado para oponerse a la construcción de una alcaidía en la zona del cementerio, pusieron en duda esta última afirmación tras participar de la «mesa territorial» de Belén de Escobar. «Fue una mera instancia administrativa que luego dio pie para decir que  nos escucharon, pero nuestras voces no se escucharon y no pudieron modificar nada. Fue todo una gran vidriera», expresó Natalia, una de las referentes del movimiento, a Periódico El Cazador. «Fueron muy rígidos con el horario, para presentar el proyecto estuvieron una hora. Ellos usaron el tiempo e inevitablemente tenían que permitir que hablara algún vecino  que no sea oficialista para no escuchar solo elogios a la gestión del Municipio. Yo hablé por el problema de las napas, de los olores nauseabundos que soportamos en la zona, de los basurales, la sobreexplotación de Aysa y por supuesto sobre la instalación de la cárcel en medio del cementerio,  que va a generar -entre muchas otras cosas- un caos de tránsito vehicular en todo Escobar. También me referí al barrio La Victoria, al cementerio, que están tan postergados, donde parecen haber declarado una «zona de sacrificio ecológico». Al querellante en el juicio por el tema de los humedales y a la presidenta de la Asociación Vecinal del Barrio La Victoria directamente  no los dejaron hablar ¡por falta de tiempo! Y la promesa de que seguiríamos otro día o por otro medio, nunca se cumplió».

Natalia y otros vecinos se sienten frustrados y tristes. «Con respecto a los olores nauseabundos y pese a nuestras denuncias en la Fiscalía de Campana, en la Secretaría de  Ambiente y a lo que publicamos por todos lados, parece que no somos personas con los mismos derechos que el resto. La verdad es que es muy triste. Alguien del programa Protectores Ambientales, que yo abandoné al ver que no servía para nada,  dijo que el olor salía de las cloacas, cuando aquí no hay cloacas. Parece todo una tomada de pelo», concluyeron.