Gestionar Residuos vs Gestionar Recursos (poda y jardinería)

“La poda urbana de cada invierno es un mini Vaca Muerta renovable que tienen todos los municipios, hay que ir a buscarlo y resolver los desafíos”.

Pablo Kulbaba 

Cada otoño, al empezar la temporada de poda, miles de metros cúbicos de ramas y hojas son depositados en las veredas de nuestros barrios, a la espera de que el municipio los recoja y se los lleve. ¿A dónde? Esa es una pregunta para responder en otro capítulo. Hoy nos ocupamos de pensar qué es lo que se llevan.

El problema es la solución. Síganme en un razonamiento sin desperdicios, que es a la vez económico, ambiental, filosófico, logístico, cultural y espiritual.

Esas pilas de residuos se componen mayormente de madera, fina y gruesa, y hojas que algunos árboles dejan caer para pasar el invierno, junto con algo de pasto y yuyos. A grandes rasgos y a fines de utilidad humana, esos residuos se pueden dividir en dos grandes recursos: energéticos y de fertilidad. ¿Pero cuánta energía y cuánta fertilidad estamos tirando sin darnos cuenta?

Empecemos por la energía: calculemos un camión de 20 m³ lleno de poda. Un cálculo conservador dice que 1/5 de ese camión es efectivamente leña, el resto es aire, una calamidad logística. Entonces, en cada camión hay 4 m³ de leña verde, que pesará unos 800 kg por metro cúbico. Esa leña está húmeda, no hace buen fuego, hay que esperar a que se seque. Una vez seca, pierde la mitad de su peso, quedando 400 kg por metro cúbico de leña seca.

Cada camión lleva entonces 1600 kg de lo que podría ser buena leña seca. No será la mejor, pero es buena leña. Porque, contrario a lo que dice el dicho, sí hay que hacer leña del árbol caído. Esa es la buena leña. La del árbol caído, lo más cerca posible.

¿Cuánto cuesta la tonelada de leña? En Chichito, Escobar, cuesta $150 el kilo de Eucalipto colorado, sin importar cuánto se compre (esta madera está barata comparada con otras, y más aún si se compara con las bolsas de 10 kilos, incluso de leña de poda que incluyen paraíso, mora, acacia y eucalipto, a $350 el kilo en promedio).

Es decir, cada camión, a precio Chichito, lleva a enterrarse lo que podría ser $240.000 pesos en leña.

Eso en la línea energética. Veamos ahora la línea de fertilidad: la materia orgánica, las hojas, el pasto, los residuos de cocina, los yuyos, e incluso el material chipeado de ramas finas.

Este material, al compostarse, se reduce a más o menos 1/4 de su volumen original. Es decir, que en cada camión de 20 m³, viajan potenciales 5 m³ de compost. El valor actual del metro cúbico de compost en Arhumus, una empresa de Escobar, es de $20.000 el m³ (barato comparado con el mercado). Así, en cada camión lleno de material compostable, viajan al enterramiento $100.000 en compost.

Claro, a estos valores habría que restarles los costos de la gestión para valorizar esos materiales, lo haga quien lo haga. Pero, ¿acaso no requiere también su recolección y disposición final? Y con herramientas pesadas como lo son los camiones y las cargadoras frontales. Además, habría que sumarle el costo ambiental de enterrar estos recursos mezclados con otros y también el de traer leña de bosques que están, a veces, a cientos o miles de kilómetros de distancia. Y la logística de la leñera, hasta nuestras casas. Y la lógica de estar tirando una cosa para comprar la misma.

Ahora, extrapolemos estos cálculos a un barrio bien arbolado. Tomemos El Cazador, por ejemplo, un barrio parque, un lujo en recursos naturales. El barrio El Cazador, en mayo, envió aproximadamente unos 4400 metros cúbicos de estos materiales a enterramiento en 220 viajes de estos camiones. Les tomó 4 días de arduo trabajo a 5 grúas cargando esos camiones que hicieron 11 viajes por día cada uno, recorriendo, sumando todos los viajes, de El Cazador a Manny, más o menos 1600 kilómetros.

Si la mitad de eso era leña y la otra mitad era compostable, eso da, según estos cálculos: 2200 m³ de material compostable / 4 (reducción de volumen) = 550 m³ de compost x $20.000/m³ = $11.000.000 2200 m³ de material leñoso = 176 toneladas de leña seca (a $150.000/tonelada) = $26.400.000

$37.400.000 en recursos naturales es una estimación del valor productivo del material que en mayo, el barrio El Cazador enterró. A esto habría que sumarle los costos de su recolección y transporte: maquinaria y operarios.

Los números y la lógica de nuestro actual sistema de gestión de residuos son abrumadores en costos logísticos, en valor desperdiciado y también en costo ambiental.

¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Qué puede hacer cada vecino? ¿Qué podemos hacer en diálogo desde las organizaciones vecinales y con el Municipio?

Bueno, hacernos estas preguntas es un gran comienzo. Hay muchas ideas, pero el primer paso, sin duda, es dimensionar la situación, sus costos y sus posibilidades. Los cálculos aquí presentados son una primera aproximación, una aproximación al desastre y una aproximación a las oportunidades. Porque el problema es la solución.

Estos cálculos pueden ser mucho más precisos a la hora de hacerlos para cada vecino: ver su pila, hacer cuentas similares pero hogareñas, planear en consecuencia, ponerlo en práctica y sacar conclusiones unos meses después, con la leña seca apilada o ardiendo en el hogar y la compostera produciendo abono para el jardín.

Sobre todo, sin la necesidad de que nadie nos retire, del frente de nuestra casa, nuestros recursos naturales.

En un próximo episodio hablaremos de los residuos o recursos que se generan dentro del hogar, los orgánicos (la vida) y los reciclables (la tecnología). La posibilidad real de eliminar la basura.

Simón Ingouville, Maestro Compostero de Cambia Tu Chip (Tel 1156012229)