Escobar: ¿puestos de inscripción para vacunación truchos?

Los argentinos no salimos de nuestro asombro. Todos los días nos enteramos de una ingrata novedad en torno al  proceso de vacunación contra el Covid.

Un número indeterminado de políticos y amigos del oficialismo se vacunaron y dejaron fuera de los primeros lugares en el calendario vacunatorio a personal de salud, personal esencial de diversas áreas, adultos mayores y personas de riesgo; cientos de dosis enviadas a Olavarría fueron descartadas debido a que se rompió la cadena de frío; hubo vacunas robadas en Chubut y un desvío de ellas hacia El Calafate; los padres de la  ministra de Salud fueron vacunados en Maschwitz el primer día habilitado para adultos; se viola sistemáticamente en la provincia de Buenos Aires el estricto orden de vacunación previsto en el protocolo establecido por el Gobierno Nacional; y ayer nomás: casi 30.000 dosis del segundo componente de la vacuna que fueron enviadas a Córdoba tuvieron que retornar a Buenos Aires porque la provincia había solicitado la primera dosis.

Trampa, indecencia y corrupción. A lo que se suma una elevada cuota de irresponsabilidad e incompetencia.

Escobar parece sumar un nuevo condimento a esta larga nómina de torpezas.

Hace aproximadamente dos meses, un vecino del barrio El Cazador de 70 años de edad se arrimó a uno de los numerosos puestos municipales que ofrecen la posibilidad de inscribirse  para ser vacunados, instalado en la avenida Kennedy, en la Vizcachera, donde una joven mujer anotó en una planilla su nombre y otros datos personales.  Transcurrieron las semanas, los meses y al hombre le sorprendió que varios conocidos de su generación estaban siendo convocados para vacunarse, en tanto él seguía sin recibir novedades. Hasta que descubrió en Internet que, simplemente, no había sido registrado. El hombre no supo qué pensar del famoso puestito municipal, ¿fue un fraude o la consecuencia de la típica desorganización e improvisación a las que nos tienen acostumbrados? Su hija, una conocida veterinaria, consultó días después al concejal y titular de la UGC 3, Marcos Tiburzi, sobre el hecho. Ese puesto no pertenecía a su espacio político, fue la respuesta que recibió, y una recomendación: concurrir a la UGC para registrarse correctamente.

¿Qué más se puede agregar?