Buscan testigos de un accidente vial

El pasado 22 de diciembre murió en un accidente vial el reconocido y prestigioso vecino escobarense Jorge Jadur (55). El hecho sucedió mientras el «turco», como lo conocía la comunidad del distrito de Escobar, conducía una moto Kawasaki por la mano a Capital cuando, por causas que se intentan establecer, embistió desde atrás a un camión Mercedes Benz 608 que acababa de incorporarse a la autopista desde la ruta 25, según consignaron fuentes policiales. A causa del impacto, Jadur salió despedido varios metros, quedó tendido en la cinta asfáltica y perdió la vida en el acto. El conductor del camión, oriundo de General Pacheco, resultó ileso. Así lo informó esa fatídica fecha El Día de Escobar.

A casi dos semanas de su fallecimiento, su familia decidió salir a buscar testigos y lo hicieron a través de una publicación en Facebook. La iniciativa la tomó su hijo Nadir, quien escribió en su muro: “El pasado miércoles 22 de diciembre, a las 7:15, un accidente automovilístico le costó la vida a mi papá, Jorge Jadur, en Panamericana a la altura de la ruta 25. Al día de hoy no sabemos qué sucedió, por lo cual rogamos que si alguien vio el momento del accidente, pueda comunicarse conmigo a través de inbox. Por favor, solicitamos suma responsabilidad y discreción, no buscamos versiones o suposiciones, solo buscamos dar con alguna persona que haya podido ver el accidente en el preciso momento en que sucedía, para intentar así comprender que pasó”, expuso con claridad. Además, agradeció a quienes compartan su posteo.

A título de homenaje, el vecino cazadorense Marcelo Román, amigo y compañero del «turco», elaboró la siguiente semblanza:

Cuando estábamos a punto de comenzar los festivos días de fin de año recibimos la triste noticia del fallecimiento de Jorge Jadur. El «turquito», el «turco». Un tipo entrañable.

Nos conocimos en los años ’80 en las escalinatas del INEF «Gral. Manuel Belgrano». Yo estaba en mí último año de carrera. En ese tiempo éramos pocos los de Escobar que estudiábamos en San Fernando. Desde entonces se le notaba ese amor por nuestra profesión y su carisma para entretener.

Con el tiempo nos encontramos nuevamente durante su paso por la función pública como Director de Deportes de la Municipalidad y compartimos gratos momentos en el apogeo de los Juegos Bonaerenses. Siempre con buena vibra y ganas de pasarla bien pero sin perder de vista su rol y la responsabilidad que tenía en su cargo.

En algún momento, muchos años después, fui su alumno, el único varón por esos días, de sus memorables clases para adultos. Sus clases se llenaban de una corte de mujeres de todas las edades que lo seguían adonde fuera y tenían una complicidad de años. Se divertía dando clases. La pasaba bien y lo transmitía. Se reía de mis escasas dotes para el baile y mi poca coordinación pero lo hacía de esa forma que provocaba que me esforzara más y nos reíamos juntos.

Con esa misma energía le daba vida a los eventos que animaba, reuniones, casamientos, encuentros corporativos, en cada ocasión sabía cómo hacer que la gente se divirtiera, se deshinibiera y bailara, haciendo de ese momento un recordado tiempo de sonrisas y buen humor.

Su pasión por las motos también fue legendaria. Tuvimos interesantes charlas de viajes, cilindradas y de lugares adónde vivir la experiencia sobre un vehículo de dos ruedas potenciaba el disfrute. Y no se limitó a hablar de ello, se subió a su moto y recorrió muchos de los mejores paisajes de nuestro país.

A pesar de su vasta experiencia en las rutas, el último viaje en su moto lo encontró con su destino a pocos minutos de su casa. Un accidente que aún busca respuestas. Una víctima más de esta pandemia que es muy anterior a la del Coronavirus: la inseguridad vial.

Esta vez le toco a Jorge «el Turco» Jadur.

Nunca es fácil despedir a alguien. Fuimos muchos los colegas que nos encontramos para acompañar a su acongojada familia y darle nuestros últimos respetos.

Con lágrimas en los ojos un profe me dijo: «De verdad, no lo puedo creer. Me parece que en cualquier momento va a aparecer y decirnos que fue una broma».

No hay dudas que un pedacito de la alegría del mundo se fue con él.