Multas de 4 millones de pesos: la fragilidad del Estado Presente y la carga para los contribuyentes

El enojo es palpable y justificado. Las multas que la Municipalidad pretende imponer, llegando hasta los 4 millones de pesos (¡equivalentes a 4.000 dólares!), a los vecinos que no cumplen con el cronograma de recolección de ramas son absurdas en todos los aspectos.

  • A lo largo del Partido, aún se observan grandes montones de poda que no han sido recogidos en los últimos dos o tres meses.
  • Los cronogramas que la Municipalidad ha difundido rara vez se cumplen como se debería.
  • Escobar, conocida como la Ciudad de la Flor, cuenta con barrios caracterizados por frondosas arboledas y una gran cantidad de arbustos y enredaderas que necesitan un mantenimiento constante.
  • Y por último, el propio Municipio está en deuda con los vecinos debido al abandono generalizado que se observa en calles deterioradas, la presencia de baches por doquier, la suciedad, la presencia de aguas servidas en los barrios más humildes y la falta de respuesta a los vecinos que realizan sus reclamos en los organismos municipales.

Ante la necesidad de disponer de más recursos económicos, especialmente después de que la Provincia y la Nación dejaran de enviar fondos, la única solución que se le ocurre a la administración municipal es sacar dinero del bolsillo del contribuyente para mantener el enorme aparato estatal creado por el intendente durante sus ocho años de gestión. El llamado «Estado Presente», con miles de empleados y una cifra exorbitante de vehículos oficiales, tiene un costo que recae sobre todos.

La reacción de los vecinos es de indignación.

Aquellos que apoyan al Presidente Milei lo hacen porque creen, en mayor o menor medida, que el sacrificio actual vale la pena por los cambios estructurales que se están llevando a cabo en Argentina. Pero en Escobar, ¿este «sacrificio» tiene un propósito claro o simplemente se trata de mantener un Estado con 12 secretarías (equivalentes a los ministerios a nivel nacional o provincial), y numerosas subsecretarías, direcciones, UGC y miles de empleados públicos contratados por motivos eminentemente políticos?

«¡Es la política, estúpido!», como expresaría un expresidente estadounidense. Es probable que el intendente -hábil estratega político-, perciba que el principal descontento ante las medidas que ha estado implementando proviene de la clase media, un sector que, en su mayoría, de todas formas, muestra reticencia a otorgarle su voto.