Los colocaron, los ampliaron, los quitaron

Fueron tres capítulos cuyas escenas hubieran provocado la risa de los televidentes de una serie o una telenovela.

Capítulo I: la Municipalidad inaugura un asfalto parcial en la Av. Kennedy del barrio El Cazador e instala lomos de burro que provocan la ira de muchos automovilistas por sus características «destructivas» y por obligar a pasarlas a 10 km/h cuando la velocidad permitida para circular es de 40.

Capítulo II: meses después, la Municipalidad amplía los lomos de burro haciéndolos más altos, más anchos y aún más «destructivos»; la ira crece en forma alarmante al advertir los automovilistas que sus vehículos rozan los lomos.

Capítulo III: (ver fotografía) al día siguiente, la Municipalidad decide levantar todos los lomos de burro (con la excepción de 2 que quedaron del «Capítulo I»). Los automovilistas, boquiabiertos.

«¿Cuánto se gastó en esta payasada?»; «¿Por qué motivo los errores de los funcionarios deben ser pagados por todos? ¿Es justo?», se preguntaron algunos vecinos que, para protestar por la  instalación de los maxi lomos,  habían acudido personalmente a la UGC del barrio. «Allí no entendían  nada ni sabían qué decir, terminaron responsabilizando a otra repartición municipal».