Cartas de lectores

Escobar: ciudad del cartel de chapa

A Escobar se la llama «la ciudad de la Flor» pero igual podría denominarse «la ciudad del cartel de chapa». La contaminación visual en nuestro partido -al igual que en el resto del conurbano- es apabullante. Comercios y Municipio compiten para ver quién consigue afearla mejor, con carteles más y más grandes y un diseño gráfico siempre excesivo, recargado y redundante.

Las nuevas paradas «seguras» de colectivo son otro atentado a la estética.
La entrada a El Cazador solía ser bonita, ahora mucho menos con la posta de bicicletas y nuevos carteles innecesarios. La otrora hermosa plaza Japón ahora ostenta juegos de plástico que afectan su belleza natural.
El criterio de la gestión municipal consiste en gastar fortunas en su desmesurada cartelería de autopromoción, pintar de celeste los postes de alumbrado y de verde loro algunos soportes de semáforos (¿?).
Las flores metálicas rojas a la entrada de la ciudad son de muy dudoso gusto y otro despilfarro innecesario.
El emblemático Die Engel ahora ostenta una gigantofrafía vinílica que lo ha transformado en un adefesio -y justo frente a la plaza principal. Cosa que nuestros funcionarios que trabajan a cincuenta metros no ven, o simplemente les tiene sin cuidado.

Muchas zonas de Escobar están igual de feas y descuidadas que siempre, o más. Si la aspiración es atraer el turismo, mejor empiecen por disminuir la contaminación visual con una nueva reglamentación sobre cartelería pública, priorizando los materiales nobles, reduciendo su cantidad y su tamaño, convocando a pintores y artistas locales. Para eso debería persuadirse a los comerciantes de adoptar otra estética en conjunto, lo cual les ocasionaría ganancias en el mediano plazo.

En lugar de tanta propaganda oficialista por doquier, inviertan en poner el nombre a las calles.
Sabiendo cómo se manejan nuestros funcionarios, dudo mucho que algo de eso llegue a suceder.

Diego Luzuriaga

Apostillas

Estimados vecinos, el último viernes, evitando por todos los medios ver noticieros, encontré en la biblioteca algunas apostillas que me parecieron, al menos, curiosas en un año electoral. La 1°: «El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después porqué no ocurrió lo que predijo», firmado: Winston Churchill. La 2°: «Llos científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible, y los políticos por hacer lo posible imposible», firmado por un tal Bertrand Russell. Cordialmente

Ricardo Pfeifer