En Escobar hay, y son muchos

El lagarto overo (y no cocodrilo o iguana, como algunos erróneamente se refieren a él) es un reptil que aparece sobre todo los días de calor; saca o muda la piel como las serpientes, y no es agresivo, salvo que se lo ataque, en cuyo caso «colea», transformando su cola en un látigo. «Está lleno en Escobar, se los ve cruzando la calle, por ejemplo en El Cazador» relata Lucila. Otras de sus características es que saca la lengua y es muy pacífico. Por supuesto no hay que molestarlo, cosa que a veces sucede con algún perro que lo quiere enfrentar. «Muchas veces lo vi perseguido por la calandria, porque le debe querer comer los huevos, que pese a estar en altura, si la calandria detecta que hay un lagarto overo cerca lo intenta picar y muchas se lo ve al lagarto corriendo y la calandria sobrevolándolo porque debe tener el nido cerca» agrega la vecina para quien lo más impresionante es cuando saca la lengua: «Una vez, siendo chica, mi perro ladraba y al acercarme pensé que había una serpiente; enorme fue el susto al ver semejante cabeza sacando la lengua».

Raul recuerda que hace alrededor de 50 años, mientras trabajaba en jardinería en el barrio Cazador y alrededores, ya se veía muy a menudo estos lagartos: «Son animales inofensivos, mientras no lo molestan. Yo lo he visto enojados cuando eran molestados por los perros, tienen la particularidad de defenderse con la cola, moviéndose muy rápido y mostrando sus grandes dientes». Además considera que «tienen que ser protegidos porque se les ha  quitado gran parte de su territorio».

Mariela, otra vecina de El Cazador tiene uno en el parque desde hace dos años: «Los dueños anteriores nos dijeron que ya estaba de hace años acá». También suelen aparecer en Parque Florido, en Matheu: «Salen del campo poco mantenido de Pérez Compac que también da a la Ruta 25» señala Aldana. Mario, también de El Cazador, tenía uno en su casa: «Por mucho tiempo, se refugiaba en un hoyo al costado de la pileta. Hablando con padres de la escuela 7 en una oportunidad me contaban que gente de su barrio los cazaban para extraerle una grasa depositada en su cola para fabricar un unguento medicinal. Es una especie protegida y su caza puede acarrear severas multas». El lector Alfie comparte una fotografía (ver imagen adjunta) del «Lagarto Juancho, (que ) hace rato anda por Ceibo entre Harris y Schweitzer (El Cazador)».