El deceso de un querido vecino; el SAME demoró una hora en llegar

Hace unos días informamos sobre el fallecimiento del querido vecino Daniel Carlos Guerra, que vivía desde 2007 en la calle Zorzal. En los últimos días trascendieron algunos detalles que generan, por un lado, interrogantes respecto de la eficiencia del servicio público sanitario ambulatorio y por otro, cuestionamientos a la asignación de recursos para satisfacer las necesidades y reclamos de los vecinos sobre la materia.

De acuerdo a la información recibida por este medio, cuando la esposa de Daniel advirtió que su marido se había caído en el baño, al que no pudo entrar debido a la presión ejercida por su cuerpo contra la puerta, salió desesperada a la calle en busca de ayuda.

Al escuchar sus gritos los vecinos Cristian Gómez, Ariel Edgardo Basso y su esposa Gabriela Alejandra Riedel acudieron en su ayuda y tras romper la puerta del baño, encontraron a Daniel caído en el piso con la cara violácea. Mientras Cristian trataba de tranquilizar a la esposa de Daniel, Ariel y Gabriela le realizaron maniobras de reanimación que, a los pocos minutos, provocaron una leve reacción haciendo que abriera los ojos y mejorara el color de su cara. Mientras tanto, la hija del matrimonio ‑seguramente imitada por otros vecinos que también acudieron en su ayuda- llamó al 107, donde nadie atendía por lo que intentó suerte con el 911 donde se hicieron cargo de enviar una ambulancia del SAME, que llegó al lugar casi una hora más tarde pese a tratarse de una emergencia. Lamentablemente en el ínterin Daniel falleció sin haber recibido la asistencia médica que, tal vez, le hubiese salvado la vida.

Ante la indignación e impotencia de los vecinos por lo ocurrido, surge obligadamente la pregunta de cómo es posible que el auxilio médico haya demorado casi una hora para brindar respuesta a una situación desesperante con riesgo de vida. ¿De qué sirve tener un servicio de salud si el mismo es ineficiente? ¿Quién será el burócrata de turno que dará la cara buscando justificar lo injustificable? ¿Se transformará este en un caso más de muerte por negligencia o, quizás, por dolo eventual, destinado a ser cajoneado en el escritorio de algún funcionario?

Muchas son las preguntas y pocas (y hasta conocidas) las respuestas.

Este lamentable episodio tal vez sirva para hacerle entender a quienes gobiernan que los vecinos necesitan contar con una ambulancia y un destacamento de bomberos en inmediaciones del barrio para brindar socorro en tiempo oportuno a El Cazador, los countries cercanos y barrios como Villa Alegre, El Matadero y Las Lomas, asunto sobre el que se viene conversando desde hace varios años sin ningún resultado.

Ya es tiempo de tomar una decisión para que casos como los de Daniel no se vuelvan a repetir.