Carteles al poder: cuando el municipio parece una agencia de publicidad

Que nuestro intendente proviene del marketing—de una empresa publicitaria—es un hecho conocido. Que le fascina llenar el distrito de carteles, también. Y que muchos de esos carteles, por su contenido o estado, no tienen el menor sentido, es algo que cualquiera puede notar con un mínimo de atención.

Analicemos algunos de nuestros ilustres carteles:

Cartel N° 1: Publicita obras realizadas hace «apenas» dos años. El famoso «Año Récord de Inversiones», un récord tan impresionante que aún necesita ser recordado.

Cartel N° 2: Un pasacalle que, dos meses después de la exposición que anunciaba, sigue colgado estoicamente, como si esperara ser declarado patrimonio histórico… o que el sol, la lluvia y el viento hagan el trabajo que nadie hizo y lo destruyan por completo.

Cartel N° 3: Se alinea junto a varios otros a lo largo de una calle estabilizada. El municipio, siempre didáctico, nos aclara que la obra fue hecha por ellos, por si algún vecino distraído creía que el suelo se había compactado por obra y gracia de la naturaleza.

Cartel N° 4: Un cartel que sigue el destino de algunas calles: se arreglan, duran poco y vuelven a deteriorarse. En este caso, la calidad del material era tan baja que el texto desapareció, dejando solo un enigmático rectángulo en blanco, quizá a la espera de nuevas promesas.