Retirar los carteles políticos: un gasto que la comunidad respaldaría

La campaña proselitista por la intendencia municipal concluyó hace ya unos meses. Sin embargo, la eficiencia y agilidad demostrada por la administración municipal para instalar carteles con el rostro del intendente Sujarchuk y evitar la exhibición de propaganda opositora contrasta con la falta de diligencia en limpiar el rostro del distrito de los cientos de carteles que los vecinos observan a diario cada vez que salen de sus hogares.

Resulta irónico que el propio intendente viva en un barrio que, por sus características, no permite colgar ni exhibir carteles de ninguna naturaleza. El jefe comunal, al traspasar la barrera de su barrio, no experimenta la contaminación visual que afecta al escobarense promedio. «Estoy harta de tener que ver esos letreros que nos pusieron en cada esquina de mi calle», sostiene Marta, señalando con disgusto un poste.

La administración se aseguró de instalar los carteles a una altura considerable, lo que complica su retirada, ya que será necesario desplazar personal municipal, vehículos y utilizar escaleras para quitarlos. Una vez más, será el contribuyente quien aporte los recursos necesarios para lidiar con la propaganda de una facción política.

Recuperar la estética urbana y el respeto por el espacio público  requerirá un gasto adicional, pero será bien recibido por una comunidad que anhela un entorno más limpio y agradable.