Finalizó la Fiesta de la Flor: el ocaso de un evento que supo brillar

La decadencia de la Fiesta Nacional de la Flor corre en paralelo con la de Argentina. Diversos factores, principalmente económicos y, en particular, la crisis que afecta a la floricultura, han contribuido a que este evento, que en su momento puso a Escobar en el mapa del país, se haya desmoronado lentamente con el paso del tiempo.

La reciente edición de la Fiesta no es más que una sombra pálida de lo que alguna vez fue un vibrante espectáculo de vida y color. Lo que antes irradiaba entusiasmo y alegría ahora languidece entre la indiferencia y el desgaste.

Un cronista de este medio visitó la muestra la semana pasada. Al ser un día hábil, la escasa presencia de público no fue una sorpresa.

El último vestigio de aquella gloriosa Fiesta de la Flor sobrevivió en los dos pabellones centrales dedicados a la exhibición floral. Dos señoras, que habían viajado desde la Capital Federal, lo describieron como una estampa «hermosa e impresionante». Y ciertamente, el despliegue de colores, las fuentes, flores y plantas componía un paisaje poco habitual, agradable a la vista. Sin embargo, la reducida presencia de expositores revelaba la profunda crisis que atraviesa el evento y, en especial, el sector florícola.

Fuera de los pabellones, el panorama era desolador. Adornos florales de plástico (ver fotografía) se mezclaban con una oferta caótica de productos manufacturados: termos, heladeras, ropa, juguetes, incluso motos y autos. La presencia de bancos y hasta una financiera destacaba entre los puestos. En un lugar estratégico, un enorme puesto de chucherías ofrecía un popurrí de objetos a precios de remate, como si fuera un mercado persa. Incluso se opacaba la creatividad y originalidad de los artesanos locales, cuya presencia quedaba diluida entre tanta mezcolanza.

Por otro lado, un sinnúmero de carpas de dependencias municipales —algunas bastante descuidadas— se desplegaban por todo el predio. Entre ellas se encontraban Desarrollo Social; Niñez, Adolescencia y Familia, y Género y Diversidad, entre otras. No estaba claro si la intención era cubrir cada metro cuadrado del espacio disponible o promocionar la gestión municipal con fines políticos. Lo cierto es que su presencia tenía poco que ver con la esencia de la Fiesta de la Flor. “Quiero un Estado bien presente”, debió haber sido la orden que motivó semejante despliegue.

Era una mezcolanza caótica, una composición disonante, como creada por alguien sin el más mínimo criterio para organizar una exposición ni el buen gusto necesario para ofrecer algo visualmente atractivo.

Posiblemente, quienes más disfrutaron de esta feria —como ha sido costumbre en los últimos años— fueron los miles de asistentes a los espectáculos musicales. El intendente, por su parte, aprovechó la ocasión para deleitarse bailando en uno de los shows y, en un momento culminante, escuchó de boca de Susana Giménez y Mirtha Legrand la pregunta que fue música para sus oídos: «¿Vas a ser candidato a presidente?».