Festejos e Inocencia

Se acercan dos de las noches más hermosas del año: Navidad y Año Nuevo.
En el Náutico Escobar se prepara la fiesta anual de socios y socias mientras los niños y niñas juegan ilusionados con ser premiados por haberse portado bien en el colegio y aprobado los exámenes.
Los vecinos y vecinas se saludan con cortesía, sonriendo por las vacaciones que se acercan.
Una mística sincronicidad empieza a verse en la realidad cotidiana impulsada por una innegable tendencia humana de querer lograr la felicidad plena.
Y es en este tiempo de esperanza y amabilidad que se nos hace presente una oportunidad única: podemos evitar desilusionar a los infantiles explicando que Papá Noel existe de un modo y una forma que todavía no logramos comprender, siendo nosotros, los propios seres humanos, los que asumimos su tarea hasta el día que la vida
mágica pueda volver a esta realidad.
Lo trascendental de una postura que no destruya la confianza que los niños y niñas tienen hacia los padres y madres es la protección de la inocente ilusión en un mundo que, en algunas cosas, pueda resolverse por moral ejemplar y coordinación grupal.
Indudablemente es indispensable que los más pequeñitos y pequeñitas abracen la idea de las buenas consecuencias que causan las decisiones ajustadas al amor propio y responsabilidad social, siendo los mayores los que debemos predicar con el ejemplo.
Dios quiera que sea una Navidad donde la ilusión de los más inocentes se mantenga intacta y que el 2024 traiga la férrea convicción que los premios por buena conducta e intenciones santas (las leyes del karma si se quiere) existen y su vigencia es inderogable.
Ojalá sea el comienzo de una era marcada por Honestidad, Palabra y Lealtad.

Felicidades, Julia Jakimczuk