Una zona invivible
«Volvió el barullo y se acabó de nuevo nuestra tranquilidad» afirma una vecina que vive cerca de la calle Obligado a pocos metros de Sánchez en el barrio El Cazador tras tener que soportar, una vez más, los ruidos molestos a altas horas de la noche y de madrugada procedentes de una quinta ya varias veces denunciada por ese motivo. La última vez fue apenas cinco meses atrás, cuando los vecinos decididos a enfrentar al responsable de violar las normas de convivencia, se autoconvocaron frente al portón de la propiedad en cuestión (ver fotografía). En aquella oportunidad inspectores municipales acompañados por numerosos móviles policiales y de Prevención Comunitaria labraron un acta. «La persona que vive allí nos amenaza y declara a viva voz ser una persona allegada o vinculada con la Municipalidad. ¿Será un vecino VIP que puede hacer lo que quiere?» se preguntaba entonces un hombre que vive a metros del lugar y que a raíz del conflicto estaba evaluando abandonar el barrio.
Este último sábado volvió a repetirse el escándalo: «Fue una reunión clandestina con más de 100 personas. Finalmente, le labraron un acta, ¡otra más!, al dueño del lugar, y supuestamente lo multaron» comentó una mujer a Periódico El Cazador. Otro vecino preparó una nota dirigida al intendente Sujarchuk que piensa entregar esta misma semana en la Mesa de Entrada de la Municipalidad. «Las fiestas se han multiplicado en épocas de pandemia, a tal punto que todos los días y en cualquier horario se hizo imposible vivir debido al volumen de la música como así también por los gritos e insultos que de tal lugar se escuchaban» sostiene en la misiva. Además revela que el dueño de la propiedad «se ha mofado de los vecinos como así también de los oficiales de policía que infinitas veces se han llegado al domicilio para pedirle que ponga fin a las fiestas que realiza», además «dice ser amigo del intendente de Escobar». Con relación al último evento aclara lo siguiente: «El sábado 21 de agosto de 2021 las fiestas han empezado nuevamente con una concurrencia que rondaba los cien invitados y que en la calle dejaba ver su magnitud por la cantidad de autos estacionados a altas horas del sábado y/o domingo a la madrugada donde personal policial clausuró nuevamente otra fiesta más. De tal fiesta no hay detenidos, sin embargo los invitados salían hasta por los costados con botellas en las manos y con una actitud soberbia como así también profiriendo insultos e improperios a las autoridades policiales».
La próxima iniciativa queda en manos de la autoridad municipal y los vecinos añoran que sea en defensa del bien común.
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