Una mesa de gestión oficialista

La vieja política sigue instalada en amplios sectores del país y de la provincia, de la cual Escobar forma parte.
El «cacerolazo» o «argentinazo» de 2001 protagonizado en especial por la clase media, fue acompañado por un grito unánime: «que se vayan todos».
Sin embargo, nadie se fue.
Venció la vieja política, y cuando decimos “vieja” no nos referimos a la política nacida en la Antigua Grecia de la mano de filósofos y pensadores sino a una política amoral que, reconociendo su paternidad en Nicolás Maquiavelo, se basa en la convicción  de que un gobernante no está atado por las normas éticas, debiendo preocuparse únicamente del poder y rodearse sólo de aquellos que le garanticen el éxito en sus actuaciones, dando así lugar a una política despótica, prebendaria y oportunista a la que poco le importa el bienestar del ciudadano.
Un pequeño ejemplo de las mañas de esa «vieja política» se refleja en un grupo de Whatsapp, perteneciente la UGC 3, denominado «Mesa de Gestión», cuyo administrador es el titular de dicha dependencia municipal y a la vez, novel concejal, Marcos Tiburzi, que alberga a casi 130 participantes y cuyo objetivo es abordar asuntos de gestión comunal (supuestamente) a través de la información, opinión, propuestas y/o reclamos.
Sin embargo, la realidad diaria nos muestra que la misma se caracteriza por propagar un discurso único monopolizado por muy pocas personas, casi todos oficialistas confesos. Para Tiburzi constituye una serenata para sus oídos. Elogios para el intendente, elogios para él y, sobre todo, un rechazo categórico -y a veces ofensivo-  hacia quienes se atreven a cuestionar la eficiencia y capacidad de la actual gestión comunal.
La provocación y la agresión  son sus rasgos corrientes: una semana se agrede a «todos los vecinos» calificándoseles de «sucios» porque apareció en la calle un montículo de basura; otra semana se los descalificará por la evasión o morosidad de algunos. Y si bien nadie se salva, no menos cierto es que nadie responderá porque, lisa y llanamente, nadie desea ser víctima de un escarnio público.
Una señora oficialista considera que hay vecinos «innombrables», otra cuestiona el derecho al voto a quien osó emitir una opinión que le desagradó; una tercera difunde propaganda del Municipio.
¿Y qué dice la «opo»? En forma reservada y ante la consulta de este medio consideran que los whatsaperos de la UGC “viven muy fuera de la realidad» o «que son un grupo de aplaudidores». ¿Y por qué permanecen en un espacio tan conflictivo? «Porque esporádicamente Tiburzi suministra alguna información de interés como, por ejemplo, el anuncio de la semana de recolección de residuos verdes».
Marcos Tiburzi prefirió no responder a las consultas que le envió este periódico para conocer su opinión.