Repavimentación de calles

Fuimos informados por el CUDEC sobre las gestiones realizadas ante el Municipio para reclamar la reconstrucción de las tres calles principales del barrio.  De acuerdo con ese informe, si bien hubo un avance de parte del municipio respecto del estudio de la obra, aparentemente ahora por fin se sabe lo que hay que hacer, lamentablemente no se fijó el cuándo ni el cómo de esa reconstrucción y a mi humilde entender todo quedó igual que siempre, supeditado a la disponibilidad de fondos propios y ajenos que para nosotros nunca existieron, y a estudios de factibilidad que sin duda dilatarán los hechos en el tiempo.

Si bien la gestión de la institución es plausible ya que el estado deplorable de dichas calles hace más que necesaria la iniciación inmediata de trabajos de reconstrucción, estimo que el resultado y el alcance del reclamo no alcanza a cubrir ni en parte las aspiraciones de los vecinos de El Cazador. Nuestro barrio tenía desde hace más de cincuenta años un entramado vial asfaltado que fue abandonado totalmente por el Municipio, me refiero a algunas calles ubicadas entre Ceibo y el final de Kennedy, y a varias calles en la zona más cercana a la entrada del barrio, y su diseño dejaban a no más de una o dos cuadras del asfalto a las propiedades con frente a calles de tierra.

Eran otros tiempos y todo lo hacíamos y pagábamos los vecinos. Ahora todas esas calles están destruidas y precariamente cubiertas con lo que llaman estabilizado, proceso altamente promocionado políticamente pero totalmente ineficaz y perjudicial para la higiene de los hogares y la salud de los habitantes por el polvo que levantan los vehículos que transitan por esas arterias aun a bajas velocidades.

El arreglo de esas calles abandonadas pero con alto tránsito vehicular es una deuda pendiente del Municipio y no han sido incluidas en el reclamo del CUDEC que debería conocer su existencia,  probablemente no se haya evaluado como positiva la necesidad y la aspiración de los vecinos con propiedades ubicadas en esas zonas con alta densidad poblacional, y sí se hayan considerado los serios problemas económicos del erario municipal cuando se afirma “que estaban adelantadas las negociaciones con el gobierno provincial en cuanto a partidas de recursos para infraestructura destinados a distintos puntos del partido, en el que sería incluido El Cazador”.

Otro potencial, sin duda, que aleja aún más la realización de la reconstrucción, hecho intolerable si consideramos la disposición arbitraria de los recursos tributarios aportados durante años por nuestra comunidad, pagando tasas altísimas sin el debido retorno, y la expoliación de nuestro patrimonio urbanístico con la venta de terrenos considerados “baldíos sin destino específico que no cumplían fin útil alguno en los términos de interés de la comunidad” (párrafo extraído de la Ordenanza que autoriza la venta).

Se trata de cinco terrenos enajenados por la irrisoria suma de $6.132.300.- (equivalentes a u$s77.000 al momento de realizarse la venta) con el objeto de aportar fondos al proyectado Polo Educativo, que no cumplían, según el Municipio, fin útil alguno para la comunidad y que están ubicados en la manzana 114 de nuestro barrio. Sin embargo, anteriormente, esa enorme manzana era considerada Reserva Natural para luego ser transformada, por iniciativa de los vecinos dentro del marco del Presupuesto Participativo, en espacio verde comunitario con juegos infantiles y plantación de árboles incluidos.

¿Y si ese dinero se hubiera destinado a cubrir alguna de “las etapas posibles del costo de ejecución del pavimento”? ¿Y si vendemos toda la manzana 114  – considerando el desinterés de la comunidad  y a un precio más razonable- para así cumplir de una vez con toda la repavimentación necesaria en El Cazador?

Julio J. A. Comas