Primavera: también en nosotros⁣⁣⁣

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La primavera nos ofrece una poderosa metáfora para entender el crecimiento humano. Al igual que una semilla, cada persona lleva dentro de sí un “instructivo” natural que guía su desarrollo. Esta guía interior surge de la combinación única de nuestras capacidades y deseos profundos; es nuestro don. Tal como las plantas florecen cuando las condiciones son favorables, nosotros también necesitamos un entorno propicio para desplegar nuestra autenticidad. En este proceso, no solo crecemos individualmente, sino que también enriquecemos el ambiente del que somos parte.⁣⁣⁣
⁣⁣⁣En la naturaleza, las plantas originarias o autóctonas crecen en equilibrio con su ecosistema, respetando la riqueza y diversidad del entorno. Sin embargo, también suelen haber plantas foráneas o invasoras que, aun cuando sean introducidas con buenas intenciones, alteran o destruyen ese equilibrio. Esta metáfora se aplica también a nosotros: cuando crecemos desde nuestras características más genuinas, aquellas que reflejan nuestra esencia, vivimos en armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno. Por el contrario, si permitimos que influencias externas que no nos corresponden invadan nuestro ser, perdemos ese equilibrio.⁣⁣⁣
⁣⁣⁣Somos parte de la naturaleza, y así como la primavera renueva la vida a nuestro alrededor, también podemos dejar que nos ayude a renovar nuestra vida interior. Es una época ideal para reflexionar sobre qué estamos cultivando en nuestro jardín interno: es un proceso constante de discernir qué nutre nuestra esencia y qué la invade. Al cuidar lo que es auténtico en nosotros y remover lo que no nos pertenece, podemos florecer plenamente, en armonía con nosotros mismos, los demás y el mundo que nos rodea.⁣

Juan (Loma Verde)