Mientras inauguraban la nueva sede del Concejo Deliberante, vecinos alzaban su voz de protesta
Mientras el intendente Sujarchuk y los concejales inauguraban la flamante sede del Concejo Deliberante (ver fotografía), en la calle, frente al edificio, numerosos manifestantes trasladados hasta el lugar en tres colectivos, exhibían carteles (ver fotografía) con el rostro del jefe comunal, que les fueron entregados por militantes del FdT, al tiempo que un grupo de vecinos -por decisión oficial, alejado del sitio-, protestaba ante la proyectada construcción de viviendas en un predio densamente arbolado de Loma Verde y el emplazamiento de una alcaidía en el barrio Cementerio.
«Tuvieron que llevar gente, tuvieron que llevar cartelitos y banderitas que entregaban como caramelos. Nada de lo que ellos llevaron era genuino», sostuvo un vecino de Loma Verde con relación a los manifestantes que habían bajado de los colectivos. Otra vecina destacó que la mejor parte del discurso de Sujarchuk fue cuando calificó a Escobar de Sostenible: «Muy buen chiste viniendo de una persona que construyó su casa sobre un humedal».
«Pusimos el alma, el corazón y el coraje», afirmó una mujer que describió algunas agresiones: «En un momento se puso brava la cosa. Algunos oficialistas se comportaron como auténticos patoteros». Efectivamente, minutos violentos se produjeron a raiz del intento de algunas personas de quitarle un pasacalle a una vecina del barrio Cementerio. «Nos empujaron hasta que la gente se dio cuenta por los gritos y ahí recién vinieron a pararlos».
«Es la primera vez que me dio miedo»
Conmovida, asustada, sin ganas de seguir protestando y marchando por lo que considera justo, la joven mamá (aunque se describe como «mujer grande») del barrio Cementerio, una de las principales referentes de la protesta contra la construcción de la alcaidía, narró el mal momento que vivió durante la manifestación. Mientras las autoridades y los concejales disfrutaban la inauguración del Concejo Deliberante, esta vecina humilde y de firmes convicciones, comentó jamás haber experimentado una situación de tales características:
«Solo tratamos de mostrar nuestras banderas y nos reprimieron, me pellizcaron, me empujaron, me faltaron el respeto. Es la primera vez que me dio miedo, realmente, no nos dejaron participar, siempre nos manejamos con respeto y control, siempre. Yo tuve una crisis nerviosa porque estaba la Organización Evita, todas esas organizaciones políticas de gente pobre, que cobra un peso. Por un lado algunos de ellos mismos me decían que si no iban le sacan el plan; chicos, adolescentes, con bombos diciéndome que si no tocaban los bombos les sacaban los colectivos y los subsidios para estudiar. Todo eso me indignó. Una vergüenza todo, muy doloroso ver como la misma gente con necesidades y pobreza se pone al servicio de estos corruptos. Soy una mujer grande que no me interesa el manoseo. Hoy me voy con una sensación de miedo, de inseguridad. Miedo por mis hijos, miedo por el trabajo, todo por intentar expresar una idea diferente. Mucha gente se acercaba para acompañarnos y los echaban, no los dejaban pasar, les decían que podían pasar si eran de la Agrupación Evita o de la Macacha Guemes, no nos dejaban expresar. Tenían un grupo de jóvenes con bombos que eran exalumnos, tan doloroso realmente, que no tengo ganas de seguir, sinceramente».
La mafia gobernante.