Más edificios, comercios y oficinas: ¿Evolución o retroceso para Escobar?
Los términos «crecimiento» y «desarrollo» pueden generar interpretaciones contrastantes dentro de una comunidad. Para algunos, evocan una connotación positiva asociada con la llegada de nuevos comercios, modernas edificaciones, espacios gastronómicos innovadores y/u oficinas. Sin embargo, para otros, este supuesto progreso adquiere un matiz negativo, despertando inquietudes y cuestionamientos.
En Escobar, el crecimiento que muchos asocian con la expansión urbana choca con una visión profundamente arraigada que ve a la naturaleza como un legado sagrado. Para estos vecinos, los árboles, los arroyos y otros elementos que embellecen y dan vida al entorno son tesoros invaluables que no deben sacrificarse en nombre de un «progreso» que, en su opinión, no es más que una versión distorsionada del verdadero desarrollo.
En los últimos años, el distrito ha experimentado una transformación significativa en su paisaje, impulsada por nuevos emprendimientos urbanísticos y comerciales. Uno de los proyectos más destacados es Altos Los Robles, que se levantrá en la localidad de Loma Verde.
La promesa de un desarrollo entre naturaleza
Este megaproyecto, promocionado como parte de una «nueva centralidad en un entorno natural», promete un acceso privilegiado a solo 300 metros de la Panamericana y rodeado de espacios verdes. Según la publicidad, está diseñado para atraer a quienes buscan proximidad a centros comerciales, colegios y lugares de recreación, sin perder el contacto con la naturaleza.
El desarrollo incluirá cuatro bloques de condominios en un terreno propio «rodeado de una arboleda añeja», un detalle que, irónicamente, se convierte en uno de los puntos más criticados por numerosos vecinos de la zona. Para ellos, el impacto ambiental del proyecto no pasará desapercibido. Aunque el entorno pueda deslumbrar a los futuros visitantes de la localidad, los habitantes de hoy imaginan con tristeza cómo la vegetación será sacrificada para dar paso a este nuevo emprendimiento.
Voces de protesta y descontento
El malestar de muchos vecinos de Loma Verde resuena con fuerza en redes sociales. «Lo irónico de estos emprendimientos es que, para vender, usan la misma naturaleza que destruyen», denuncia un residente. Otros advierten sobre problemas ambientales más graves: «Loma Verde no tiene cloacas; aunque construyan plantas de tratamiento, terminarán contaminando los arroyos y las napas de agua». Las críticas también apuntan a la falta de infraestructura básica: «Escobar no está preparado para un crecimiento tan desmedido: no hay agua corriente, cloacas ni accesos adecuados. Sin embargo, los edificios siguen apareciendo»; «Lo triste es que caminás cinco cuadras fuera de las arterias principales y ves precariedad de servicios. Por lo menos hoy 2024, todos los vecinos del partido de Escobar, deberían tener gas, cloaca y agua corriente en sus casas y se ve como algo a años luz o de lo cual nadie habla u obra»; «Son ‘desarrollos parches’. Hacen para algunos y los demás se embroman???»
Un último comentario resume el sentir colectivo con amarga ironía: «Quizás los dinosaurios también decían ‘siempre hubo meteoritos’. No pasa nada».
La sombra de la desconfianza
En este clima de insatisfacción, la desconfianza hacia los gobernantes crece. Muchos se preguntan, una y otra vez, «cuál será el beneficio personal» de quienes impulsan estos proyectos: «¿Qué tajada se estarán llevando ahora?», es la consigna que resuena cada vez con más fuerza entre los escépticos.
Tan cierto y cuanta tristeza que me da todo ésto. Perder la esencia por lo cual se identifica ésta hermosa y maravillosa localidad «sus tesoros naturales» por los cuales muchos hemos elegido y optado venir a vivir y formar nuestras familias.
Escobar no va a ser más ciudad de la flor, de humedales y de arroyos, va camino a convertirse en lo que el actual intendente dijo que iba a hacer «una mega city». Otorgando, más que progreso, una pérdida incalculable de un patrimonio natural inmenso. Afectando ecosistemas necesarios para vivir con una calidad de vida que ninguna ciudad, por más moderna que sea, puede brindar. Sin sus árboles y humedales la fauna deberá (obligadamente) adaptarse a sus nuevos habitat y materiales (el concreto), construcciones de cemento y lagos artificiales; siendo éstos los nuevos y principales protagonista de la Localidad. Más que progreso, tristemente, es retroceso ambiental.
Basta con ver en la entrada de escobar los «ceibos de lata» iluminados de rojo al que llaman «arte» de tan mal gusto así como las decoraciones de flores de plástico en la fiesta de la flor.
Todo esto habla no solo del bajo nivel al que nos han llevado sino también la falta de buen gusto del intendente….
Algo que viene de cuna….