«Lo vivido el sábado nunca fue visto»
Una mezcla entre falta de respeto, culto a la personalidad y corso a contramano fue lo que vivimos el sábado en el ex-tradicional Desfile de Carrozas de la 61a. Fiesta Nacional de la Flor. No es secreto que la Fiesta hace años atraviesa sus peores momentos, tanto que hasta tuvo que ser salvada «con la nuestra» para no ir a la quiebra. Pero lo vivido el sábado nunca fue visto.
Asistí al acto alrededor de 18.20 y ya la banda del 1 Patricios estaba entonando diversas canciones populares y marchas desde las 18. Habrán terminado cerca de 18.40, para que la locución del evento inste a la banda a seguir tocando. Y al finalizar, nuevamente la insistencia para rellenar la llegada tarde de quien presidió el acto, a la vez que se aprovechaba para pasar una «tanda» del ejecutivo municipal. La cara de uno de los clarinetistas no se me olvida. El glorioso Regimiento de Infantería 1 «Patricios» veía cómo eran utilizados para llenar ese hueco.
Finalmente, 19.15 se presentó una muchedumbre de empleados municipales «community managers», fotógrafos, los tradicionales «culatas» y demás personas abonadas «con la nuestra», que anunciaba la llegada del esperado junto a su prometida. Luego de entonar el Himno Nacional, el Presidente de la Fiesta dijo literalmente cuatro palabras, para dar paso a un griterío sin sentido con ganas de «pegarle» al gobierno nacional pero sin mencionarlo (por las dudas, ¿vio? Nunca se sabe cuándo uno se vuelve león), entre nostalgias de un Escobar que ya fue y un Escobar que difícilmente sea.
Ya con la marcha de los militares presentes, un CD con Avenida de las Camelias anunciaba lo que vendría: Una carrera de carros que debía terminar temprano, para compensar así el retraso generado al inicio. Y, acto seguido, comenzó el «castigo del DJ», que con su botonera aturdía a todo aquél que desfilaba, sin importar si era una banda (la Prefectura), una orquesta (la Tunquelén) o caporales (hubo dos cofradías). Todo alentado por dos empleadas municipales que hacían seña de avanzar a toda carroza que se acercaba.
Si bien hubo que verlas rápido, me bastó para ver que las únicas carrozas «como las de antes» fueron las de los Japoneses, los Peruanos y los Bolivianos. Recogieron, como siempre, dignamente el espíritu de las carrozas: Estructuras decoradas con flores naturales, que representen algo propio de su entidad. Las demás, mayormente, no eran entidades, sino varias reparticiones del Estado Municipal. Nuevamente, si uno parpadeaba, se la perdía, porque tanto los carromatos como las reinas varias que abrían la caravana iban a velocidad crucero, animadas por estas mujeres que agitaban sus brazos para que nadie se detenga.
No hubo centros tradicionalistas, ni autos antiguos, ni clubes, ni colegios (salvo Floricultura). Sólo música fuerte, propaganda estatal y papelitos, de un desfile que quiso ser lo que fue, pero que difícilmente volverá a ser. La cara del clarinetista de la Banda Militar, así como la expresión de una música de Prefectura al ver que, aun estando delante del palco, sus instrumentos eran tapados por la estruendosa música que salía de los parlantes, son mis momentos favoritos para ver que fue una falta de respeto a todos: A los músicos, a los presentes, a los que desfilaban y, sobre todo, a la historia de Escobar.
Seguro haya habido un cambio de preferencias. Será hora de que la Fiesta de la Flor se reinvente, o bien seguirá su acelerado y decadente camino a la extinción.
Una descripción impecable a una inmensa tristeza que sentimos los que vivimos la verdadera fiesta nacional de la flor cuando realmente lo fue. Ya no asisto más. El último año que fui, fue hace dos años atrás. Donde vi toda la publicidad política de turno escobarense puesta ahí y solo compré los alfajores de caña que me gustaban y resultó que eran viejos…. hasta eso me pasó… cada año iba a ver la exposición y jamás me iba sin esos alfajores…. comparto que se debería reivindicar, ojalá se pueda. Porque es todo una gran tristeza ver el bajisimo nivel al que cayó. No podemos pretender respeto por nuestra fiesta cuando desde el mismo municipio pregonan la ecología, sustentabilidad, tantos cuidados de bla, bla, bla,bla y rompen ellos mismos justamente todo tipo de naturaleza, fauna y flora de la que tan orgullosos estábamos quienes vivimos acá tanta vida.
Una descripción realista que demuestra que cuando la política se adueña de las buenas y grandes causas del pueblo termina destruyendolas!
Los usurpadores, son así.
Ojalá veamos en breve el ocaso de esta gente sombría, que cree que llenar de colores plásticos es florecer. Y hagámonos un gran favor y vayamos haciendo la campaña del boca a boca para que sus ansías desmedidas de poder se trunquen
Todo lo que toca el peronismo, lo convierte en mie……..da.
Ayer, hoy y siempre.