El vertiginoso camino hacia la “C”
En los últimos meses han aparecido reportes de robos de placas de patentes. Según se informa, el “negocio” del robo de automóviles ha sido perjudicado por los lectores de patentes que realizan las cámaras. En los casos en que se hizo una identificación del vehículo robado, ha sido publicitado como un éxito en seguridad vial. En respuesta al accionar de las cámaras, los amigos de lo ajeno optaron por el cambio de las placas de las patentes a los vehículos substraídos, con lo cual pueden ganar el tiempo suficiente para llegar al destino que el crimen organizado planea para cada automóvil robado a los honestos.
Se dice que se puede mentir de tres maneras: no diciendo la verdad, diciendo parte de la verdad o usando estadísticas. Por lo mencionado, tal vez las identificaciones de automóviles robados sean un porcentaje muy bajo del real número de automóviles substraídos. Para sustentar esta hipótesis se propone analizar los siguientes HECHOS:
1. Circulando por avenida 25 de mayo de la ciudad de Belén de Escobar, a lo largo de 10 cuadras se pueden observar 13 patentes que muestran ausencia de placas reglamentarias, una “D” (duplicado) en la placa metálica, una “T” (triplicado) o una “C” cuadriplicado. En este último caso, se trata que a partir de la placa original, el dueño debiera pagar tres juegos nuevos de placas. En cada caso las mismas se obtienen haciendo no menos de cuatro trámites en oficinas oficiales para obtener las placas en un período que oscila de 6 meses a un año.
Además de poder verificar la cantidad de vehículos que fueron violentados de la forma antes mencionada, se pueden intentar otras maneras:
2. En el trayecto desde el Country Náutico hasta la entrada a El Cazador, circulando por la Kennedy se pudieron observar en un horario normal 10 vehículos con las anomalías antes mencionadas.
3. En distintos barrios de la ciudad es posible encontrar un vehículo estacionado en la entrada a una casa con algunas de las letras “D”, “T” o “C”. Pero lo increíble es que su vecino lindero y el de la propiedad de enfrente exhiben vehículos con la misma “particularidad”.
A la luz de los hechos antes mencionados, los que cualquiera puede verificar simplemente observando las placas de los automóviles, no sería aventurado mencionar que en poco tiempo todas nuestras placas ostentarán al menos una “T” para beneplácito del crimen organizado, el cual parece gozar de muy buena salud.
Eduardo
No olvidemos, las chapas borroneasas o pintadas, para disimular su número o letra, que se tornado en una práctica habitual en muchos conductores