El Cazador: una solución «privada» al problema de la rezonificación
Ante la reciente sanción de una ordenanza que modifica la zonificación del corredor Av. San Martín – Calle Libertad, donde se incluye una parcela en la entrada al Barrio El Cazador, los vecinos, no consultados ni antes ni durante la elaboración de esta norma, respondieron con alarma e indignación a dicha sanción.
Lejos de sorprenderme con ello, sino juzgándolo como algo lógico, el líder de una administración municipal que se vanagloria de «abierta, participativa, transparente» y tantas otras proezas republicaneras más, respondió a la «ciudadanía» con una carta de intención donde deja a la vista su desprecio por la Ley y por su propia legislación (vale la distinción, Ley refiere a «Law» y legislación a «legislation»; no es el mismo concepto aunque en castellano sean sinónimos, así como cuido distinguir entre Estado, Gobierno y Administración), así como una actitud sobradora y chabacana para con representantes de los contribuyentes que se han opuesto a esta modificación por él mismo impulsada.
Entre sus líneas, cualquier persona con algo de afán republicano nota que la aplicación de la legislación no puede depender de la voluntad del jefe del Ejecutivo. Si fuera un señorío, sería el Señor quien decidiría a su voluntad y con su poder absoluto a quién le aplica qué norma. Pero lamentablemente para sus aspiraciones de grandeza, no es ese el sistema que nos rige. ¿Cuál sería la excusa con la cual el Ejecutivo denegara una obra amparada por la nueva zonificación? ¿Tiene la autoridad para ello? ¿Dejará la ciudadanía la aplicación de la legislación a voluntad del Intendente, convirtiéndose así en sus siervos de la gleba (o vasallos, alguno que otro)?
Naturalmente, en mi sistema político ideal, el Estado no tiene ninguna injerencia sobre el uso que cada uno le da a su tierra y a su propiedad, así como tampoco tiene la propiedad estatal sobre el subsuelo o el espacio aéreo. Con esto quiero decir que, en mi sistema juridico, no existe tal regulación compulsiva sobre la zonificación o restricciones a los usos y goces de la tierra, en este caso. Sin ello, tampoco existirían las habilitaciones, permisos, derechos y tantas otras sumisiones que mansamente aceptamos, para ponernos por debajo de intendentes y gobiernos superpoderosos.
El caso de esa parcela permite que imaginemos una solución «privada» al problema planteado. Los vecinos de El Cazador se nuclean en una asociación privada y voluntaria como el CUDEC, que vela por el mantenimiento de ciertas características que distinguen al barrio de otras zonas de Escobar. En este sistema hipotético (pero no imposible, de hecho creo que es muy común, el CUDEC (es decir, todos sus socios a través de las reglas de mayorías y gobernanza que se autoimpongan voluntariamente) adquiriría esa parcela en cuestión a fin de «protegerla» y mantenerla como está actualmente, o mejor aún, hacerla una mini-reserva, acervo de la flora local, o lo que decida hacer con ella. El valor que los socios del CUDEC asignen a dicha tierra deberá ser tan alto que imponga un precio de venta tan alto que restrinja cualquier intento de compra para cualquier otro uso. En cambio, si eso no fuera así, significa que los vecinos agrupados en el CUDEC no valoran tanto como dicen esa parcela, sino que valoran más el dinero que les pagarían por ella, aceptando incluso que hagan cualquier otra cosa, dado que no habría restricciones en el uso de la tierra. Incluso vendiéndola, podrían pactar con el comprador ciertas restricciones voluntarias a su uso, hecho que afectará el precio de la transacción a la baja, pero que permitirá mantener el objetivo propuesto.
¿Qué quiero mostrar aquí? Primero, que el Intendente es el mero jefe de la administración de la Corporación Municipal. No es él ni el Estado en sí ni el dueño de la Ley ni el amo y señor de la legislación. Luego, que la solución al problema del uso de esa parcela no necesariamente involucra al Estado; creo que podría haber una solución privada y voluntaria a ese problema.
Invito a los lectores a pensar más allá de lo que estamos acostumbrados, sin descansar intelectualmente en la solución fácil de traspasar todo al Estado, sino considerar sus riesgos, creyéndonos capaces de proveernos nuestras propias soluciones sin imposiciones compulsivas y estructuras burocráticas.
Averiguaré el precio de la parcela y construiré una plataforma de lanzamiento de Space X… dijo el señor Musk
Incluso si así fuera, dentro de la propuesta, usted podría simplemente decir que no. Y si accede a un precio, significa que valora más ese dinero que lo que quiere proteger con el no-uso de la parcela.
Muy interesante propuesta. Pero CUDEC, UGC, CCC, INTENDENCIA, MUNICIPALIDAD, son todo lo mismo. Lamentablemente todos infectados de kirchnerismo sinónimo de Negociados espurios . Es cuestión de pensar. Pero del CUDEC, no esperemos nada….. son socios aliados del intendente. Misma politica.
no entendí de que se trata,son palabras técnicas,expliquen con palabras comunes que sofocación y lo de la parcela
De acuerdo en que el Intendente no puede oponerse a que alguien pueda realizar algo que tiene autorizado por ley. Contra una ordenanza, no hay promesas que valgan.
El tema del libertarianismo donde cualquiera hace lo que quiere sin que haya leyes, restricciones al dominio ni regulaciones, esta bien para anarquistas impensantes de la secta libertaria, pero no se corresponde con la realidad, en donde los procesos de desarrollos se planean o todo es un caos, tal como sucede en todos los barrios más humildes del conurbano. Por solo poner un ejemplo cercano, solo queda ver la diferencia entre Villa Alegre y El Cazador, uno sin regulación o con el «dejar hacer lo que cada uno quiera» y otro con regulaciones de preservación y observancia de cumplimiento (bastante laxo por cierto).
En cuanto al ejemplo que plantea la nota, es una verdadera y absoluta falacia, ya que en principio ninguna Institución barrial tendría los 1,5 millones de dolares que cuesta la fracción 4, ni los no se cuantos que valdrían los lotes desde el grillo al quinchero ¿Y si la rezonificación fuera luego hacia todo el resto del barrio, alguien compraría todos los lotes para su preservación?
Vamos señores, piensen antes de escribir ensayos de pavadas inconducentes.
Interesante lo que usted rescata.
La diferencia entre barrios posiblemente poco se deba a la regulación, sino a otros aspectos culturales de los individuos que allí viven, que bien podrían ser (si se quisiera regular) acompañados por «nudges» en pos del deseo del regulador.
En cuanto al valor del terreno, éstos ya poseen un dueño y es quien decide a qué precio está dispuesto a intercambiarlo por dinero, entendiendo que, en este caso, ese precio sería a lo que está dispuesto a resignar su afán de preservación.
Si el terreno fuera propiedad del Estado, más a mi favor, dado que eso sería un problema donde no hay asignación de propiedad y, por ende, no habría cálculo económico ni valoraciones subjetivas distintas a las del burócrata que toma las decisiones, pero que jamás serían las de los supuestos dueños… Los vecinos.
Por último, respecto a los terrenos internos del barrio, esos tienen claramente dueño y serían ellos los que decidirían sobre éstos sin que a nadie le interese lo que hagan con su tierra.
Deja de hablar pavadas Pérez
Qué esupefaciente o que medicación vencida hay que consumir para escribir tantas sandeces ?
Hay que leer un poco y animarse a pensar.
Lamento que no haya aceptado mi propuesta de pensar y se enmarque en las palabras finales del artículo.