Cuando un espejo se convierte en compañía
El loro que aparece en la fotografía, llegó al Centro de Recuperación de Especies de la Fundación Temaiken (Belén de Escobar) tras una incautación, acompañado de una cotorra que era su compañera. Lamentablemente, meses después, la cotorra falleció. Los loros habladores, por naturaleza, viven en pareja o en grupos, por lo que su bienestar depende de esta interacción social.
Para aliviar su soledad, el equipo de cuidadores colocó un espejo en su espacio, ofreciéndole una sensación de compañía mientras recibe los cuidados necesarios.
Los loros son animales sociales cuyo bienestar está ligado a su grupo y a su hábitat natural. El tráfico de fauna representa una de las mayores amenazas para su supervivencia.
Ingenioso, curioso, hasta casi divertido…recuerdo que hace tiempo me regalaron un espejo tipo vestidor, lo bajé de la camioneta apoyándolo en una pared…mis perros al verse se enojaron con ellos mismos…..risas de mi parte, gruñidos mas ladridos de mis mascotas…lo que puede lograr un espejo es asombroso, saludos !
Es increíble hasta dónde puede llegar el ser humano quitando la naturaleza a los demás seres.
Siempre es la mano que queriendo, en el mejor de los casos, subsanar, termina por dar solo artificios.
Toda una fundación con la excusa de estar al «servicio» de la recuperación de animales Qué bien se valdrían por sí solos si no hubiéramos intervenido en algún momento.
Una clara parábola de las consecuencias de nuestros actos.