Centros de salud municipales: familiares cuentan sus vivencias

Más salud, mejor atención, más camas. Para el Municipio la salud pública goza de una excelente reputación y ofrece un servicio sobresaliente sin precedentes en la historia del distrito. Sin embargo, los vecinos que deben concurrir a los centros de salud municipales ante una emergencia no siempre coinciden con la apreciación de los funcionarios. La experiencia de un vecino que debió acudir a la sala de Loma Verde es un ejemplo de que no todo es color de rosa: «Acá no hay médico para que te atiendan, yo fui el sábado con una crisis respiratoria. Y no había médico. Solo el enfermero y solo hace de seguridad porque ellos no medican. Me da lástima que toda esta gente mire para otro lado. No todos tienen una prepaga y así la tengan, si uno tiene una urgencia tendrá que ir a la sala. Ayer, gracias a Dios, había una médica que viene una vez al mes a esta sala. Que me saco el sombrero, y se lo dije,  todos deberían ser como ella, ama su vocación de médica y vive en Capital, por eso no puede venir  seguido a esta sala de porquería. Porque cuando no eramos localidad teníamos una re sala, donde tenías de todo, ahora ni una cánula tenían para darme oxígeno. Vergüenza me da».
Otro ejemplo de «impotencia y tristeza» se produjo en el Hospital Néstor Kirchner, en Maquinista Savio, un nosocomio municipalizado hace pocos años. Cuenta la protagonista: «Este lugar tan reconocido por todos (la ex Clínica San Carlos), lugar donde van nuestros padres, nuestro abuelos, en mi caso hoy mi madre, estamos pasando por un cuadro de mucho dolor ya que está con una enfermedad terminal. Lo que más me indigna es que en vez de darle calidad a cada paciente, respeto como se merece, los tienen como animales, le tiran la comida y «arréglate». Pedimos poder ir a darle de comer, el desayuno, merienda y no nos dejan, solo nos dicen que debemos respetar el horario de visitas (1 hora y una sola persona) en vez de acompañar al familiar y al paciente en este tramo tan doloroso, lo único que hacen es que reaccionemos de la peor manera, que nos enojamos y pegar el grito en el cielo para que alguien se digne a escucharnos… ¿Por qué no hay atención adecuada para nuestros mayores? ¿Por qué no hay vocación? ¿Por qué no hay humanidad? ¿Qué les pasa? Este lugar desde hace años viene con atención pésima, le cambian el nombre, lo visten de otro color y sigue siendo la misma mier… Comida deplorable y fría, no hay nada para calentarles un té, por lo menos en el 2do piso donde se encuentra mi madre… Cuánta tristeza debemos seguir pasando. ¿Hasta cuándo?».