Deb Stofen, autora de Tangolosos: la escritora que conquistó premios y reconocimientos

 

Deb Stofen es bioquímica, escritora, tuvo un exitoso emprendimiento de catering y, el broche de oro, fue la fama que adquirió a través de su libro Tangolosos, donde «cada receta está absolutamente tabulada para que cualquier persona que sepa leer y tenga deseos de experimentar la magia de la pastelería pueda realizarla siguiendo el paso a paso». Periódico El Cazador la entrevistó en su hogar en Belén de Escobar:

¿Podes contar algunos detalles sobre tu emprendimiento de catering? ¿Cómo surgió, cuánto tiempo lo desarrollaste y qué experiencias viviste durante esa etapa?

Casi todas las cosas significativas y con gran compromiso que fui asumiendo en mi vida las inicié jugando. El catering no fue la excepción. Esta historia está relatada con lujo de detalles en la letra I de Tangolosos y se llama Idea Loca. Para responderte a tu pregunta lo hago transcribiendo parte de esa página del libro que refiere a mi historia personal.

Soy bioquímica y estuve al frente de un laboratorio de análisis clínicos…
Mientras ordenaba reactivos, lavaba tubos de ensayo o acomodaba gradillas sobre la mesada, pensaba. Un mediodìa surge la idea loca: salir a vender tortas. Puse llave a Giemsa, ese era el nombre de mi laboratorio…y fui derechito para Edelweis, el bar más antiguo de la zona. Pregunté si elaboraban tortas o las compraban y Angel me respondió que “todo venìa de afuera” pero que era tiempo de cambiar de proveedor porque no cumplía con las entregas.
Aproveché y le dije si querían probar las tortas que yo hacía (nunca había hecho más de una por vez) y me encargó para el día siguiente un lemmon pie, una tarta de frutillas (que entregué con molde porque no pude despegarla de la base) y una streussel de manzanas.
Aún recuerdo la algarabía de esa tarde yendo a comprar los ingredientes y poniendo luego las manos en la masa.
Abrí las puertas de Stofen house Catering un 20 de julio de 2000, Día del Amigo. Junto a mi familia que me apoyó en diversas áreas, pasé la crisis del 2001 y fui creciendo en la actividad, primero, prácticamente sola, y luego con colaboradores, tanto en la cocina donde elaborábamos, como en los eventos. De aquellos que me acompañaron aprendí palabras para mi desconocidas como “fajinar” y me divertí escuchando otras, similares a las correctas, como por ejemplo “los sperleins» (nombre con el que un cocinero había apodado a los “spatzle”, que se sirven con Gulash).
Es sabido que si hay algo que a la cocina y cocineros no les falta, es siempre el deseo de “mandar fruta”. Basta leer algunos menúes de los restó de moda, que más que recetas culinarias parecen libros de poesías.
Tuve infinidad de experiencias vividas en esa etapa. Podría decir, de todo tipo y color. Desde tirar una olla completa y empezar de cero el plato principal a escasas dos horas de tener que servirlo en una fiesta (día de muchísimo calor que, a pesar de los cuidados, la comida tomó mal sabor), hasta llegar a la inauguración de una cancha de fútbol (Deportivo Morón) y encontrarme en la cocina con los albañiles terminando de colocar los azulejos y no poder usar esas instalaciones para el evento contratado.
Suelo decir que Eventos son Eventos y hay que tener la plasticidad para amoldarse a los “eventuales cambios”, casi como en el tango y en la vida.

¿Cómo nace la idea de escribir Tangolosos?

La idea surge en 2013 cuando estaba a punto de cerrar mi emprendimiento gastronómico y ya había escrito sobre otras temáticas. Por otro lado, sentí que al cerrar Stofen house era tiempo de compartir “esos secretos” que toda cocina guarda. Cito algo del relato Babe Clara que asocio a lo que ocurre con los sabores que se guardan en la memoria: “Es curioso que sí recuerde el aroma del champú Hellen Curtis que ella usaba y con el que a mí me lavaba el cabello cuando me quedaba a dormir”. Cito esta frase porque aromas y sabores van muy de la mano y justamente al evocarlos es que van cediendo a las trabas de la memoria y nos llega el humito de un guiso preparado por una abuela en pleno invierno.
Tangolosos fue tomando forma paso a paso. Hubo un viaje a Europa visitando pastelerías emblemáticas en Barcelona como Escribá, y recogiendo imágenes que resultaron disparadoras, aunque ninguna de ellas fue plasmada en el libro que, como advertirás, tiene una estructura muy definida, pero a la vez el espacio en blanco para la improvisación (como en el tango) .
En definitiva, la frase de contratapa que pude encontrar gracias a mis seis años de carrera en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA (¿demasiado, verdad, para encontrar una frase?) es así: “La pastelería consiste en repetir formulas químicas para lograr la identidad del producto”, es cierta y en Tangolosos cada receta está absolutamente tabulada para que cualquier persona que sepa leer y tenga deseos de experimentar la magia de la pastelería pueda realizarla siguiendo el paso a paso.
Fue muy importante para mi encontrar con exactitud las frases para que se comprendan y no haya dudas. Algo que pude comprobar en todos estos años, que así ocurre y me alegra, porque el oficio de escritora le sumó puntos a la pasión por la pastelería.
Tangolosos es un libro muy apreciado por mi porque fue una apertura luego del cierre de mi local, y me permite seguir en contacto con la gente. Me gusta recibir llamados y consultas y también escuchar comentarios como: Cuando hay juntada con amigas me piden siempre que lleve “el budín húngaro”.
Además, a pesar de ser un libro de gastronomía, es uno de mis libros más íntimos porque plasmé historias familiares que atesoro. Está mi madre batiendo a todo trapo con su máquina Kenwood y también mis nietas ayudándome a cocinar .

¿Qué otras cosas abordás en el libro?

El libro es un diccionario dulce de la A hasta la Z. En cada letra encontrarás una receta con su fotografía a toda página y una historia que arranca con esa letra y una ilustración de tinte infantil a toda página.
Tiene además otro condimento, ocho frases de algunos de mis tangos preferidos, que le brindan la musicalidad, y en la versión digital del libro, en formato Epub, pueden oírse algunos tracks de “La Tuba Tango” y mi voz recitando algunas de las poesías.
El libro obtuvo un Gourmand Award en el año 2019 como Mejor Libro de Pastelería para el Público de la Argentina y fue expuesto ese año en la Unesco de Paris, junto a libros de gastronomía de todo el mundo que habían participado en este concurso abierto y gratuito que premia a los que cocinamos con palabras.

A partir de ese momento comencé a dar talleres, que se llaman “Cocinamos con palabras“, en escuelas y otras instituciones donde abordo el libro con adultos y chicos desde distintos ángulos: la escritura, la cocina, la ilustración, el tango, en fin, múltiples posibilidades que voy armando en cada caso según el eje temático que se pretenda abordar y según las edades de quienes participen en el taller.
¿Cómo se me ocurrió esto? Yo diría que así como en la panza todo se mezcla, en mi cabeza pasa igual. Después intento hacer conexión entre una y otra cosa, y surgen libros como Tangolosos o como Primi Piatti-platos para hacer hasta con los más chiquitos de la familia, que comparte colección con Tangolosos, con una estructura también muy definida y un contenido muy completo en cuanto a nivel de dificultad de las recetas y valor nutricional. Fue diseñado para un público infantil (por eso todas las recetas están graficadas con íconos ) y son atractivas.

¿Qué recuerdos o anécdotas conservas en torno a Tangolosos?

Me gusta recordar que en época de pandemia (aunque quisiéramos olvidarla, fue parte de nuestra historia), Tangolosos sirvió para endulzar algunos momentos. Por ejemplo, mis hijos experimentaron hacer Strudell de manzanas y además de haber sido divertido verlos por pantalla del celular mostrando los formatos que tomaban “los chorizos” (como ellos decían), lograron el sabor deseado y eso nos acercó mucho en un período donde los abrazos estaban prohibidos.
Verlos a ellos cocinar por primera vez esta receta con gran éxito (lo mejor está en el fondo y no en la forma), me empujó a trabajar arduamente en Primi Piatti-platos para hacer hasta con los más chiquitos de la familia. Libro que hice durante ese período y que también recibió un Gourmand Award en junio del 2022 en la categoría «Libros de colección“.

¿A qué publico esta dirigido Tangolosos?

Tangolosos es un libro para disfrutar en familia y está dirigido a todo el público, por eso también me alegra que haya obtenido el premio en la categoría «Pastelería para el público» y no “Para Profesionales» (aunque también lo usen ).
Me da placer imaginar que en cada letra puede estar un abuelo, un tío, una mamá, cocinando la receta mientras su nieta, sobrino o hijo lee la historia que acompaña y disfruta los hermosos cuadros que realizó Carolina Graña, la ilustradora de Tangolosos.

¿Dónde se puede adquirir?

Pueden pedírmelo a través de mi Instagram @debstofen. Está también en varias librerías de la zona: Buena Letra, Su librería, Mercado Circular: La Huerta de Adela. En librerías de CABA: Libros del Pasaje, El libro de Arena. En Ramos Mejía: Librería Guardia. Editorial Jacarandá también lo ofrece en ferias. En otras partes del mundo, a través de Amazon, enviado por Caligrama, Editorial de España.