Abuso de poder

Uno de los principales objetivos del Periódico El Cazador es intentar transmitir a nuestros lectores las “dos campanas” de la realidad.

Hace unos días publicamos una acusación del titular de la UGC 3, Marcos Tiburzi,  según el cual un vecino había «vandalizado» una calle reparada por la Municipalidad y agredido a su personal. Tras unos días, el supuesto agresor reveló detalles del episodio. Se trata de Martín Schopflocher, un antiguo y respetado vecino de El Cazador; he aquí sus palabras:

“Soy Martín Schopflocher, «el vecino conflictivo» de Miguel Ángel. No pretendo hacer aquí un descargo de la completamente tergiversada y tendenciosa versión que cuenta nuestro representante de la UGC en esta nota.
¿Cómo reaccionaría cualquiera de ustedes al verse completamente indefenso viendo como topadoras municipales arrasan con total saña destrozando sin compasión todo el frente de vuestras casas sin el menor sentido práctico, esparciendo luego una mezcla de restos de asfalto viejo contaminantes en la calzada (sobre un viejo asfalto) de NUESTRAS calles, para que los automovilistas aumenten automáticamente sus velocidades de circulación, que el barro y, sobre todo, el polvo inunde nuestras casas y pulmones durante los siguientes meses hasta que este supuesto arreglo se haya diluido completamente y los cráteres afloren nuevamente?
Arruinan nuestras calles que con esfuerzo cuidamos los vecinos procurando mantener el paisaje de urbanización natural que caracteriza desde siempre a El Cazador. La municipalidad que nos tiene abandonados históricamente, con total negligencia y derroche de presupuesto, nos regala repentinamente un nefasto “arreglo” de calle que además de su inutilidad y consecuencias negativas para todos los frentistas, no dura más que unos meses derrochando así NUESTROS recursos.
Cómo mínimo hay un desconocimiento completo de las necesidades reales del barrio y una ignorancia alarmante de las pretendidas soluciones aplicadas. Esta calle se deteriora con cada intervención municipal transformando a Miguel Ángel en un páramo innecesariamente ancho, polvoriento, riesgoso para peatones, desprolijo y finalmente tierra de nadie.
Y nuevamente debemos estar agradecidos con NUESTRO municipio por la migaja que nos dispensa con este accionar de empeoramiento de vía pública acompañada de humillación y atropello ejercida sobre sus reales empleadores los contribuyentes que los solventamos con impuestos, a todas luces desproporcionados. ¡Yo dije BASTA!
El abuso de poder ejercido por este delegado municipal convocando previamente a la policía a sabiendas del accionar prepotente y agresivo que estaba llevando a cabo con estos trabajos, es evidente prueba de la maniobra de inquina destructiva premeditada.
El daño ya está hecho, en pocos minutos arbustos y plantas ornamentales, canteros, demarcación de calzada y césped quedaron completamente arrasados.
Pero, estimados vecinos, no necesitan creer estas palabras, invito a caminar Miguel Ángel entre Irupé y Spilimbergo para que tengan la experiencia como peatón desprotegido empolvándose con cada auto que les pase a centímetros. Observen de paso la inutilidad con que fueron desvastados (perfilado le dicen…) ciertos frentes con total arbitrariedad y alevosía y comprueben además el peligroso socavamiento de postes de cables que van ocasionando estos sucesivos perfilados inútiles de calle.
Antes de olvidarme; vandalizar entiende el delegado es haber hecho un simple y precario retardador con tierra sobre la calzada, mal necesario (más simbólico que efectivo), para procurar un aminoramiento de la velocidad vehicular.
…Burla, abuso, negligencia, polvo, inoperancia, polvo, humillación, barro, ruido, peligro, inutilidad, derroche, desprecio, indolencia, polvo, irrespeto, afrenta, impericia, polvo, desidia, arbitrariedad, polvo y mucho enojo por este atropello injusto…”.

Testimonios de solidaridad

Tras la difusión de la nota de Martín Schopflocher en el foro Vecinos del Cazador, nuestra redacción recibió numerosas muestras de solidaridad, ente ellas las del escritor Diego Luzuriaga:

Quiero manifestar mi solidaridad con el vecino Martín Schopflocher, a quien conozco desde hace veinte años y de quien me consta a todas luces su corrección y honorabilidad. Como ingeniero con destacada trayectoria internacional, el señor Schopflocher posee todo el bagaje necesario para cuestionar las deficientes técnicas empleadas por la Municipalidad, que lejos de subsanar los cráteres y baches en nuestras calles sólo consiguen empeorar su deterioro. Negligencia e impericia que a cualquier persona se le hace evidente con sólo transitar las principales avenidas Kennedy y P. Harris, u otras calles de nuestro barrio, cuyo estado deplorable contrasta notoriamente con los costosos tributos que se nos imponen.