…Y la Vida cambió.
Por Mario Gallo
Hace 40 años el mundo se estremecía: nacía el SIDA, hoy VIH, un virus que venía a poner fin a la Liberación Sexual de los años 60. La gente enloqueció. Veía infectados por todos lados, y la comunidad gay fue la primera en recibir todos los dardos. La Peste Rosa la llamaban. Error. Aún hoy, pese a los esfuerzos, no existe cura. Pero sí hay como prevenirse. Sin embargo, en Argentina existen 3500 casos nuevos cada año, cosa que los médicos señalan como «estable». Y aunque usted no lo crea, el 99,8% de los infectados es por tener sexo sin protección. Los ignorantes de siempre, a la hora del sexo, se relajan.
Hoy el mundo sufre de otro virus. Los políticos desde un primer momento han jugado a los dados. Argentina no tomó la cosa en serio, y a través del aeropuerto entraron contagiados y salieron pasajeros de los cuales, muchos de ellos volverían contagiados. Se limitaron a darles una Declaración Jurada, como si eso fuera lo suficiente en un país donde la gente aprendió de los gobiernos a hacer la mayor cantidad de trampas posibles. Un pésimo chiste.
La Vida de un día para el otro cambió. Pero en Argentina siempre la Vida de un día para el otro cambia. Acá el problema reside que con el verso de la inmediatez, de que hay que vivir el hoy y de que Yo con mi cuerpo hago lo que quiero, muchos se quedaron colgados de un fino hilo. He visto en la televisión al comienzo de esta incipiente catástrofe gente en el aeropuerto con un boleto a Italia diciendo a mi no me va a pasar nada porque yo y mi viaje estamos protegidos por Dios. Creo sinceramente que ni el mismo Papa se atrevió a tanto. Un disparate.
Nos metieron en cuarentena. Limitaron las libertades personales. Algunos lo tomaron bien, otros, no. Quienes confían férreamente en uno mismo y de sus capacidades de superación, lo superarán. De ahí que opino que la frase esto lo arreglamos entre todos no me convenza. Hay que pensar en Otro, dijeron. Acá en Argentina hace tiempo que se dejó de pensar en el Otro. Si no, pregúntenle a este gobierno. En 2009 los que hoy nos gobiernan mandaron a la gente a votar en plena pandemia de Gripe Porcina. Dicen que hasta trampearon las cifras de muertos así la gente iba igual. ¿Cuántos habrán muerto por esa estupidez? Quién lo sabe. Aún no sabemos cuántos murieron en la inundación en La Plata. Dice el dicho: quién se quema con leche…
Rescato algo positivo. De este drama saldrá a la luz quiénes somos en verdad. Seguramente, la peste se irá, pero la Argentina quedará herida de muerte. En realidad, ya antes de todo esto estaba herida de muerte. Porque por sus venas corre otra peste mucho más dañina que viene de siglos. La Argentina debe buscar una nueva Independencia. Ya no de un país opresor, sino de Líderes del Populismo y la sanata. Uno en un asado con amigos y con unas copas de más, puede decir lo que se le antoje. Cuando es una figura pública, no. La gente está en cuarentena, está enojada y está tomando nota.
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