Servicio de colectivos: un Estado ausente

De «Un Estado presente» suelen hablar muchos funcionarios y gobernantes. La mayoría de los ciudadanos, en cambio, prefieren «Un Estado eficiente» que ofrezca rápidas y auténticas respuestas a sus problemas cotidianos.
La semana pasada una vecina se quejó por el pésimo servicio de la línea de colectivos 276 que ingresa al barrio El Cazador. «Todos llegamos tarde al trabajo y los chicos al colegio porque no cumplen los horarios. El otro día fueron 20 minutos tarde. Los vecinos, todos enojados. Y cuando llegan a la terminal en Manny, el colectivero  se puso a fumar y a charlar como si no pasara nada». Y a veces también son víctimas de algún chofer grosero y pedante. La misma situación padecen los vecinos de otras zonas del distrito: «Es una vergüenza, todo los días la misma historia, los colectivos no levantan pasajeros en la 26 y el acceso Escobar. Hay gente caminando a Savio y las unidades van con tres o cuatro personas paradas».
¡Es en este lugar, en estas circunstancias donde el vecino aguarda la presencia del Estado! Dirán los gobernantes: «No podemos estar en todos lados». ¡Claro que no! Solo se les reclama presencia donde y cuando se los necesita. ¿O acaso no conocen los problemas cotidianos del vecino?
«Somos esclavos de esta línea de porquería,  ¿a dónde reclamamos?» pregunta un pasajero. Y ciertamente ya se han formulado tantos reclamos y denuncias que ni vale la pena reiterarlos. Insistimos: las autoridades conocen estas anomalías pero parecen ser cómplices de las empresas de transporte. ¿Y por qué no actúan?  Quizás por desinterés, incompetencia, corrupción o comodidad. Quién sabe.
«Una tomada de pelo y una falta de respeto. Todos llegamos tarde, los trabajadores al trabajo y  los chicos a la escuela» expresa una vecina indignada. Y la historia se repite una y otra vez. «El sábado esperé 2 horas sobre Panamericana para venir a Savio. Hoy lo mismo, cualquier cosa es esto»; «No paran. Salís temprano del trabajo pero esperás como dos horas el colectivo».
El concejal Marcos Tiburzi asumió días atrás una posición facilista: «Ya reclamé a la agencia municipal de tránsito y transporte y se estaban ocupando del tema, me garantiza que controlan la frecuencia a diario. Hay un retraso por las obras». Con esa respuesta da por concluida su gestión. Mientras tanto los usuarios, que pagan los sueldos de miles de funcionarios y empleados del Estado municipal para que les solucionen sus problemas cotidianos, siguen viajando mal y llegando tarde al trabajo.
Raucho