Reclamos sin respuesta: la ineficacia de las UGC vuelve a estar en la mira

Todos los días lo mismo. La suciedad, la desprolijidad y el abandono parecen haberse naturalizado como parte de la gestión municipal. No hay señales de incentivo ni interés en modificar esta política, que golpea directamente la calidad de vida de los vecinos.

En las últimas horas, un vecino de la localidad de Garín volvió a encender la alarma al reclamar la limpieza de una cuneta en el barrio La Madrugada (ver fotografía). Lo sorprendente es que no se trata de un pedido aislado: ya había realizado varios reclamos en la Unidad de Gestión Comunitaria (UGC) correspondiente a su jurisdicción, sin obtener respuesta. «Posteriormente, al no recibir respuestas, nos dirigimos a la UGC del Boulevard Presidente Perón donde está el Registro Civil; en ambos lugares dan plazos de 15 días y jamás aparecen. Este reclamo tiene varios meses y aún no tuvimos respuesta, el Municipio no cumple», relató con indignación.

Las palabras del vecino abren otras inquietudes: ¿cuánto presupuesto municipal se destina al funcionamiento de las UGC? ¿Cuántos empleados están afectados a esas oficinas? Y sobre todo, ¿qué tan eficaz es su labor si los reclamos vecinales se acumulan sin solución?

Días atrás, un empleado de una UGC aseguró a Periódico El Cazador que ellos «recorren a diario el barrio». Si esto es cierto, cabe preguntarse: ¿cómo es posible que no detecten los problemas que los propios vecinos denuncian una y otra vez? Si el personal municipal recorriera realmente las calles, los reclamos llegarían resueltos antes de ser presentados. Y si, por el contrario, recorren pero no ven —o eligen no ver— lo que los vecinos señalan con tanta claridad, entonces estamos frente a un problema mucho más serio: un municipio que, lejos de estar presente, se vuelve indiferente ante las necesidades más básicas de su gente.