La otra campana

Días atrás, la prensa local y nacional (incluído nuestro periódico) informó sobre un hecho ocurrido en la localidad de Loma Verde, donde efectivos de la Policía Bonaerense «irrumpieron en una fiesta y reprimieron con balas de goma a decenas de jóvenes, varios de los cuales sufrieron heridas de consideración y debieron ser hospitalizados».

En las últimas horas, vecinos de la zona, en diálogo con Periódico El Cazador, ofrecieron  algunas precisiones sobre lo acontecido ese día.  «Los vecinos vimos qué pasó, lo que se afirmó en las redes y la TV fue un circo ridículo. Todo comenzó en una casa donde se organizó una fiesta clandestina con menores donde se cobraba la entrada, una fiesta que terminó como terminó por culpa de los excesos». Desde esa misma vivienda suele escucharse «música fuerte de día y de noche», que motiva insistentes llamados de los vecinos al sistema de seguridad municipal Ojos y Oidos en Alerta, que no siempre concurre. Con respecto al sábado violento, cuentan los vecinos: «En la casa habían instalado enormes parlantes, todo vibró en la cuadra, llamamos a Ojos y Oidos de noche y a la madrugada, el ambiente era muy pesado. A las 5 de la mañana apagaron la música y comenzó un griterio y una pelea generalizada. Eran decenas de jóvenes, adolescentes y mayores de edad. Las peleas se extendieron a la calle hasta que llegó un patrullero, cuyo conductor vio  a dos jóvenes ensangrentados tratando de caminar, abandonando la fiesta. Un policía intentó ayudarlos pero fue agredido por varias personas, que incluso intentaron quitarle el arma reglamentaria. El agente buscó inmediatamente un rifle de balas de goma, al tiempo que llegó otro patrullero con dos efectivos. Muchos chicos, muy bebidos, le exigían a la policía trasladar a los jóvenes lastimados. Los agentes les explicaron que por protocolo no lo podían hacer, no los debían tocar o levantar para evitar un eventual daño mayor. Los efectivos policiales fueronm blanco de provocaciones, gestos, piedras, botellas, intentos de quitárseles las armas reglamentarias. En un  momento desenfundaron sus armas y exigieron que todos se tiraran al suelo. Ninguno lo hizo. De repente se escucharon lo que parecían petardos, los vecinos buscaron alejarse de las ventanas. Al rato llegó la primera ambulancia, que también fue cascoteada y se retiró. Finalmente y en forma organizada los jóvenes levantaron los casquillos que habían quedado desaparramados en la calle para efectuar una denuncia por violencia policial». Los vecinos, testigos de estos lamentables hechos, decidieron apersonarse en el Destacamento Policial de Loma Verde para dar testimonio de la «historia completa».   «No sabemos si la policía actuó bien o no, cuál es el protocolo frente a tanta violencia, si están preparados o entrenados para esto, probablemente si hubiesen respondido a nuestros pedidos de intervención durante toda la noche,  esto no hubiese pasado» sostuvo uno de ellos. Otro aseguró que «fue una fiesta clandestina, porque se difundió a través de las redes sociales, donde informaban que la entrada salía 500 pesos para los varones y 400 para las chicas. Había un DJ y muchísimo alcohol». Al dia siguiente, el domingo, la fiesta continuó mientras una mujer denunciaba por televisión lo que había sido calificado por numerosos medios como una «incomprensible y violenta represión policial».