Fiesta de la Flor: no todas fueron loas

Vivimos tiempos en los que la opinión del ciudadano común y la del dirigente político se difunden en un mismo plano. En las redes sociales, el mensaje del gobernante —cuidadosamente elaborado y cargado de marketing— convive con la mirada cruda, espontánea y muchas veces más cercana a la realidad, de los vecinos de a pie. La palabra se ha democratizado, o, como suele decirse ahora, se ha horizontalizado.

Y en torno a la reciente Fiesta Nacional de la Flor, también se hicieron oír voces que no sonaron para nada disparatadas. Entre los elogios y las fotos coloridas, aparecieron reclamos que merecen ser escuchados.

  • ¿Y los caballos y las murgas? ¿Qué pasó? Después andan pidiendo votos y reparten volantes a las murgas como en las elecciones pasadas. Y hablo con conocimiento, porque soy parte de una. Teníamos todo listo para participar, pero no nos dejaron pasar. Nos dijeron hasta último momento que el desfile se suspendía por el clima, aunque estaba todo preparado. Es una vergüenza. Solo buscan a las entidades cuando les conviene y para lo que les conviene.

  • Mucha gente, como yo, llevamos alimentos. Espero que los repartan correctamente y que la gente de Desarrollo Social no se lleve lo mejor, como ocurre todos los años. Espero que esta vez haya más control. Solo le pido, señor intendente, que averigüe bien qué se donó y cómo se distribuye. Un muchacho que trabaja en ese lugar me comentó —y muchos lo saben— que a los comedores suelen enviarles productos de segunda marca, mientras que lo mejor no llega. Ojalá esto no vuelva a pasar, ya que se recaudó un camión lleno de mercadería. Señor intendente y compañero, ¿sería posible publicar lo que se recolectó en alimentos?

  • Felicidades, muy lindo todo… pero ¿por qué siempre se ponen de espaldas a la iglesia? Siempre lo mismo. Me parece una falta de respeto taparla de esa manera.

  • Cada vez más pobre el desfile. Excepto el de Los Patricios, lo demás, muy paupérrimo. Nada, pero nada para aplaudir. Lamentable.