El laberinto político de Sujarchuk

Pese a su extraña jugada y evidente especulación política —primero apoyando la lista de Cristina Kirchner para la conducción del PJ Nacional, luego alineándose en septiembre con Fuerza Patria, y finalmente, en octubre, jugando a dos puntas entre el kirchnerismo de ese frente (al que respaldó públicamente) y el espacio antikirchnerista encabezado por Fernando Gray, donde ubicó como candidata a diputada nacional a su incondicional presidenta del Concejo Deliberante, María Laura Guazzaroni—, Ariel Sujarchuk sigue enredándose con sus propias palabras.

Tras la derrota del peronismo en las elecciones de ayer, el intendente expresó ante referentes del espacio que “esto ameritará una enorme reflexión en el peronismo a nivel nacional sobre qué estamos proponiendo, cómo nos renovamos a nosotros mismos y cómo construimos un nuevo diálogo con la sociedad”.

Sin embargo, la confusión generada por el propio alcalde probablemente contribuyó a que muchos electores peronistas del distrito no supieran exactamente a quién respaldar, si esperaban una señal clara del jefe del peronismo local: el propio Sujarchuk.

Todo fue muy confuso, y ahora habrá que ver cómo se reacomoda el intendente en el nuevo tablero peronista, en el cual él se considera altamente calificado para liderar la renovación y «el nuevo diálogo con la sociedad» que propone. Lo único que no parece advertir Sujarchuk es que su discurso puede sonar moderno y progresista, pero su estilo de gobierno —íntimamente ligado a su forma de ser y a su carácter— tiene un sesgo autoritario y populista. Un rasgo que lo acerca, más de lo que él quisiera, a aquellos dirigentes que, con modos distintos pero ambiciones similares, priorizan el control político y la permanencia en el poder por sobre la apertura, el consenso y la verdadera renovación que dicen buscar.