Persiste la queja por ruidos molestos en El Cazador

Pese a los numerosos reclamos efectuados por los vecinos a la Municipalidad «por los ruidos molestos generados por el ladrido, aullido y llanto de los canes de un criadero de perros clandestino que se ha instalado» en la calle Kennedy al 1900 (barrio El Cazador), ninguna autoridad respondió hasta ahora a la queja.
En una nueva carta dirigida al intendente, se hace hincapié en que la situación altera  «la  tranquilidad y sosiego buscados por quienes elegimos este Barrio Parque -de carácter residencial- para vivir en forma permanente en paz y armonía con la naturaleza».
Los vecinos declaran que el criadero viola el art. 11º de la Ordenanza Nº 2645/98 y sus modificatorias «en cuanto estatuye que en el Barrio Residencial El Cazador quedan prohibidas la crianza y guarda con fines comerciales de animales de granja o corral, cerdos, perros, tambos, caballerizas, etc. y la ausencia de habilitación municipal que ampare las actividades en cuestión». También denuncian la  transgresión de la Ordenanza 3647/03 y del art. 1973 del Código Civil y Comercial de la Nación «habida cuenta de las inmisiones sonoras que generan los casi constantes ladridos y aullidos en horas del día y la noche afectando no ya la tranquilidad de una zona residencial sino la mismísima salud de quienes tenemos la desgracia de vivir en las proximidades de la “perrera” de marras».
Uno de los afectados, Marcelo Soto, expresó su preocupación por su hija: «En razón de las citadas inmisiones se ve impedida de llevar adelante el tratamiento médico que se le ha prescripto por trastornos en el sueño, viéndose obligada a apelar  -pese a su corta edad- a hipnóticos que tampoco constituyen una solución por cuanto los ladridos en horas de la noche y/o de la madrugada la despiertan impidiéndole volver a conciliar el sueño y causándole un desfasaje en sus horas de reposo y rendimiento académico». La misiva enviada al jefe comunal fue acompañada por un audio grabado desde el dormitorio de la joven, que «da cuenta del padecimiento al que nos vemos sometidos los vecinos a lo largo de las 24 horas los 7 días de la semana y que de mantenerse, dado el nivel de stress que generan, van a terminar causando situaciones no buscadas ni queridas a la luz de la desprotección del Estado Municipal que, hasta ahora, no ha hecho más que “hacer la vista gorda”, tal como sucedió con la nota que con la firma de 16 vecinos se ingresó en la UGC3 para su entrega al Intendente Ramil y que vaya uno a saber por qué motivo (aunque sospechamos que ha sido honrando aquel viejo dicho de que “por la plata baila el mono”, el paladín del combate contra los ruidos molestos en estos lares, el edil y mandamás de la UGC Marco Tiburzi, la retuvo cajoneada durante más de dos meses so pretexto de que “le habían informado que había que ingresarla por Mesa de Entradas”, lo cual en momento alguno fue hecho saber a los firmantes, pese a haberse constituido en la misma un domicilio especial e indicado teléfono y dirección de correo electrónico para contacto (se adjunta archivo “Nota al intendente.pdf” donde pueden apreciarse las firmas de 16 de los vecinos afectados y el sello de acuse de recibo por parte de la citada Unidad de Gestión)».