Consejo Municipal de Educación: ¿hecho histórico o nueva superestructura innecesaria?

Para el intendente Sujarchuk y los concejales oficialistas, la creación del Consejo Municipal de Educación constituye un hecho “histórico”. Para la oposición, representada por La Libertad Avanza —que votó en contra del proyecto en el Concejo Deliberante—, se trata en cambio de una nueva muestra de expansión del aparato estatal y de la creación de una superestructura innecesaria.

El polémico Consejo Municipal de Educación nace con el propósito de diseñar “las políticas públicas del distrito”.

Fiel al estilo con que el Ejecutivo suele presentar cada iniciativa, desde el gobierno municipal destacaron que se trata de un hecho «inédito» para la provincia de Buenos Aires, ya que el flamante organismo tendrá como objetivo “garantizar, desde la gestión comunal, políticas públicas que promuevan una educación integral, innovadora y equitativa en beneficio de la comunidad escobarense”.

El nuevo ente reemplazará a la actual Secretaría de Educación y será presidido por el intendente. Estará integrado ad honorem por inspectores regionales de gestión estatal y privada, directivos de los principales establecimientos educativos del distrito, el presidente del Consejo Escolar y representantes de cooperadoras escolares. Este cuerpo será el encargado de delinear las políticas educativas locales. Además, el intendente designará la vicepresidencia ejecutiva y la secretaría general del Consejo.

La oposición reaccionó en cambio con dureza. Desde La Libertad Avanza, espacio liderado por el futuro concejal Eduardo Gianfrancesco, manifestaron su “categórico rechazo”. El partido libertario reafirmó su compromiso “con el presidente Javier Milei de terminar con el Estado gigantesco que se mete en todos los aspectos de la vida de los escobarenses”. Y agregó: “Los kukas aprobaron una nueva estructura militante para decidir sobre educación. Ya existen suficientes organismos educativos; esto solo suma más burocracia sin sentido”.

En la misma línea, el concejal Diego Castagnaro señaló que, aunque el Consejo persigue fines nobles y sus integrantes trabajarán ad honorem, persiste la incógnita sobre su costo real. “¿Cuánto le costará al erario público esta superestructura? El lugar donde se reúnan, las secretarias, los viáticos, los papeles… toda la burocracia que rodea a un consejo tiene un costo”, advirtió. Y remató con ironía: “¿Por qué no arman un grupo de WhatsApp y debaten de manera práctica, ágil y económica?”.

Una vecina, después de enterarse de la creación del Consejo, atinó a resumir en una frase el contraste entre los anuncios y la realidad cotidiana: “Tanto Consejo y aquí, en la Escuela 20 del barrio Phillips, se llueven los techos y se electrifican las paredes, con un riesgo potencial para los alumnos”.

Su comentario expone, sin rodeos, la pregunta de fondo: ¿de qué sirve crear nuevos organismos si las urgencias más básicas siguen sin resolverse?